A LA LUZ DE LA PALABRA 4º. domigo de Adviento.

A LA LUZ DE LA PALABRA 4º. domigo de Adviento.
Dios incluido en la exclusión
Estamos ya casi tocando con los dedos la Navidad, el tiempo en el que celebramos particularmente
que «la Palabra ha puesto su tienda en medio de nosotros» (Jn 1, 14). Y en estos
días conmemoramos de un modo especial que nos encontramos con un Dios que vive
una experiencia que tal vez muchos de nosotros hemos también vivido: Está buscando casa
para su Hijo; pero, a pesar de lo que nos ha dicho de Él la segunda lectura (Él es «el único
sabio»), no parece saber hacerlo demasiado bien: «No hay sitio para Él en la posada».
No da, pues, la sensación este Dios de ser, como muchas veces nos han dicho a
través de los catecismos, «infinitamente sabio»; más bien parece un Dios que:
• Vive como un excluido. No hay casa para su Hijo.
• O un incluido en la exclusión.
• Quizá sea imposible imaginar a un Dios tan débil como este Dios nuestro.
Levantemos una ciudad nueva
Tenemos que aprender a mirar de otra manera nuestra ciudad y nuestro Adviento.
Mirar la vida desde los más pobres, desde la fragilidad y la debilidad de los pequeños,
de los que sufren. Iniciar el proceso de encontrarnos con el Señor en los lugares
inhóspitos, en los lugares de la enfermedad, la marginación, el dolor, allí donde
el Todopoderoso se nos manifiesta en los «débiles».
• Ofreciendo, como María, una casa.
— Nuestra propia vida.
— A tantos que nadie acoge.
— Y siguen muriendo de frío.
Ser posada
Ser posada para otros, lugar de acogida, de ternura y de misericordia.
• Siendo, como Él, «próx/jimos», «samaritanos» y «com-pasivos».
— Con tantos heridos y abandonados.
— A los que frecuentemente «excluimos».
— Pero a los que Él nos invita a «in-cluir».
«Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona, se identifica
especialmente con los más pequeños (cf. Mt 25, 40). Esto nos recuerda que todos los
cristianos estamos llamadas a cuidar a los más frágiles de la tierra… Es indispensable prestar atención para estar cerca de nuevas formas de pobreza y fragilidad donde
estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente» (EG, 209-210).
Quizás este modo de vivir que se nos propone en la celebración de la Eucaristía
sea un modo adecuado de vivir este Adviento-Navidad, a asumir estas actitudes nos
invita hoy y aquí la Palabra de Dios que acaba de ser proclamada.
Fuente:"Que has hecho con tu hermano".