Decálogo de la alegría de Adviento

Decálogo de la alegría de Adviento
1. «Si hablas por teléfono, hazlo con alegría. La otra persona se dará cuenta
que, en tu interior, hay una fuerza poderosa: el optimismo de la fe.
2. Si has de corregir a alguien, hazlo con alegría. Se consigue más con miel
que con hiel. Denotará que, Jesús, dirige tus palabras.
3. En tu trabajo procura poner el esfuerzo de la sonrisa. Los que te vean comprenderán
que, una fuerza superior, te hace diferente a lo que te rodea.
4. En el sufrimiento no pierdas nunca la esperanza de la fe. Una enfermedad
con el peso de la tristeza coloca más peso sobre la debilidad de nuestras
personas. Lleva ilusión allá donde exista dolor.
5. Aunque por dentro llores, lleva siempre un buen gesto en tu rostro. Hay
muchas personas que se conduelen con las lágrimas de los demás pero,
otras, se burlan de ellas.
6. Lleva con gozo y con cintura tu pertenencia a la Iglesia. Manifiesta, con
alegría, lo mucho que recibes de ella. ¿Que no te entienden? ¿Acaso Cristo
fue bien acogido en Belén?
7. La alegría debe ser el lenguaje normal y ordinario de los cristianos. Jesús,
en todas circunstancias, buscó el bien de los demás. El júbilo debe ser el
carné de identidad de una persona que cree y espera a la Navidad.
8. El Adviento afina las cuerdas del alma. Prepárate con la Palabra de
Dios, con la eucaristía de cada día, con el sacramento de la reconciliación
y… por dentro sentirás una especial armonía: la alegría de ser
todo/a para Dios.
9. Recuerda aquello de: «Quien ríe el último, ríe mejor». Muchos, en la Navidad,
se perderán entre las telarañas del consumo, de las luces sin sentido o
de los mensajes sensibles pero sin contenido cristiano. Jesús no pretende
ser acogido por todos pero sí por algunos. Entre ellos… tú.
10. Jesús crece en el seno de la Virgen y florece en el pesebre de Navidad.
Que seas tú, con tus labios, un pregón de lo que está por acontecer: La Navidad es el amor de Dios a la humanidad ¿Lo vas a silenciar o proclamar?
Fuente: Revista eclesia.