La desconfianza, disfraz de la verdad

La desconfianza, disfraz de la verdad

«Y ¿qué es la Verdad?»: se asegura y se predica que como vayas con la verdad
por delante, te crucifican; el que dice la verdad se queda sin ella; como seas auténtico,
lo tendrás difícil. No te confíes. La verdad es lo que conviene. Y es terrorífico el
mundo de la desconfianza, o ¿acaso no es esto uno de los factores que hoy organiza
y transversaliza la crisis?: Desconfianza.
La verdad se confunde con la técnica. La técnica abarca la totalidad de la actividad
humana, en este sentido el hombre es un ser técnico. Se construye una civilización
técnica en la que todo, tanto la economía como la organización social, o el ser
humano, se consideran desde la razón instrumental, desde la utilidad como horizonte
único de la verdad y la validez. Los problemas importantes son los técnicos. Desde
la razón instrumental los efectos en lo humano son rápidos y nos encontramos con el
«hombre-máquina» y «hábil». La verdad de cada uno es lo que produce, y desde ahí
su valoración personal y comunitaria; este esquema de vida provoca la competitividad,
donde se busca el ser competente, el ganar, el éxito; y desde estas aspiraciones
individualistas crecen el ambiente y el contexto de la desconfianza, pues tememos
ser superados o vencidos. El que no gana porque no produce, no es, no existe, y esto
desespera en una sociedad en la que más del cincuenta por ciento de los jóvenes no
tienen nada que hacer cada mañana al levantarse; y junto a ellos, millones de ciudadanos.
Para ellos no hay verdad, sólo hay desesperanza.
Fuente: del libro; ¿Qué has hecho con tu hermano?