Teresa Ruano rinde homenaje a Eugenia Suárez.

Eugenia Suárez, madre ejemplar de Agüimes




El 2 de julio sonó el teléfono desde muy temprano. Aunque esperábamos esta mala noticia desde hace algún tiempo, mucho nos dolió. Era tu esposo, Panchito, quien con voz muy apagada y angustiada nos dijo: "¡Eugenia acaba de morir!" En ese momento fue tal la emoción que no pude expresar mis sentimientos. Se nos fue una amiga de toda la vida. Desde pequeña me acostumbré a ir a tu casa en el paradisiaco lugar de Santo Domingo ubicado en la villa de Agüimes, donde nos acogían tanto tus padres como tus hermanos. Mi madre te quiso mucho, con muchísimo cariño te llamaba La Canela, pues eras muy rubia.

Luego te mudaste con tu familia a la parte baja del pueblo estando situada tu casa en la carretera general, conocido dicho lugar por El Sifón, y allí Calixta y Aurelia éramos inseparables. ¡Cuántas cosas, anécdotas y secretos teníamos en común! Desde ese momento nadie ni nada nos habían separado. Fuiste siempre una buena amiga, por este motivo la noticia de tu óbito, aunque esperada, me afectó tanto. En mi casa te queríamos mucho y valorábamos siempre tus virtudes.

No puedes imaginarte lo que sintió tu pérdida mi hijo Salvador, él me confesó que nunca te podrá olvidar. Recordaba que, cuando él era pequeño, Eugenia estaba dispuesta a pagarle todos los gastos en el Seminario para que fuese sacerdote, pues ella comentaba que sólo tenía dos hijas y no les atraía la vocación religiosa. Por lo menos tres generaciones tienen que agradecerte que aprendieron a hacer ojales muy bien labrados y apreciados. También presillas para luego elaborarlas en los calados. Tus alumnas cosían las telas en el telar después de marcar los pañitos y sacarles las hebras. En este momento me hago la idea de estar viéndote buscando tachas e hilos para que el telar quedara bien puesto y a punto para calar.

Te recordaremos siempre en la ofrenda a Nuestra Señora del Rosario, acompañando a un grupito de niños y niñas con sus cestitas y todos muy bien arregladitos con mucho cariño, alegría e ilusión. Con tus niños eras siempre la primera en llegar a sus pies. Te hacías cargo de traer las telas, luego les hacías las ropas y allí iba Eugenita al frente de todos demostrando el tremendo cariño que los agüimenses sienten por su patrona. ¡Cuántos recuerdos me vienen a la memoria que quedarán en mi corazón para siempre!

Hace aproximadamente un mes fui a hacerte una visita y recordamos los hermosos momentos que pasamos juntas en la Escuela de Mandos de La Laguna, los paseos en la calle Carrera, el paseo largo de Las Palmeras que tanto nos llamaba la atención. Hoy, gracias a Dios, podemos disfrutar en nuestro municipio de hermosos palmerales que adornan nuestras hermosas carreteras, fruto del buen hacer de nuestros gobernantes.

No podemos olvidar también que fuiste la primera en enseñarnos los bailes típicos, conocidos hoy como bailes regionales. Tú y Calixta fueron las que en el patio del Casino y de la mano de Josefina Álvarez y D. Chano Melián aprendieron a bailar la mazurca de Agüimes. Con tu buen hacer enseñaste estos compases a todo el grupo. Sobresalieron como buenos tocadores: Periquito Monroy, Gonzaga Hernández, Joaquín Caballero y Ananías Torres. Tus cualidades principales eran poseer buen semblante, muy risueña y tremendamente paciente, como para parar un carro.

Quiero destacar también la época en que por iniciativa de nuestro bien recordado Orlando Hernández formamos un grupo de teatro costumbrista al que le pusimos por nombre El Henchidero. Con este bonito sustantivo paseamos con éxito esta hermosa obra por la mayoría de los municipios de nuestra isla.

Eugenia, no te podemos olvidar. Son muchos los recuerdos que tú nos dejas. Tu bondad, cariño y solidaridad para los más necesitados quedarán en nosotros para siempre. Fuiste una gran amiga, cariñosa esposa y madre ejemplar, así como singular abuela para todos tus nietos.

Adiós, querida Eugenia. Estoy segura de que Dios te acogerá como tú te mereces y sabrás esperarnos con todo el cariño y el bien que aquí nos diste siempre.

Teresita Ruano Suárez

Villa de Agüimes

Fuente: La Provincia diario.