Las 8 precauciones para proteger tu matrimonio de la infidelidad.


Lo que empieza como una inocente amistad fácilmente se convierte en un tercero que interfiere en la pareja. Pensar siempre en los fallos del cónyuge, no dedicarle tiempo, ser despreocupado... acaba pasando factura.

Cada vez es más evidente que nuestra sociedad es especialmente hostil contra el matrimonio. En España existe el divorcio sin causa a los 3 meses de casados, mientras que las compañías telefónicas piden 6 meses de permanencia con nuestro móvil. Hay quien se casa sin valorar el compromiso de exclusividad y fidelidad.

Por eso, tiene sentido multiplicar las precauciones para proteger el matrimonio, algo que propone Jill Savage, fundadora en EEUU de Hearts at Home, un servicio que anima a las madres a dedicarse "a tiempo completo" al hogar y la familia.

Una inocente amistad

Jill pone un ejemplo. "Un padre que está en su casa en nuestro vecindario se ha convertido en mi mejor amigo", le decía una joven madre. "Vamos juntos con los niños al parque, a comprar, incluso cocinamos juntos una vez al mes; es un gran tipo", decía la mujer.

"Es evidente que ella no tenía ni idea del peligro de esta situación aparentemente inofensiva", escribió luego Jill Savage en un artículo. "La historia es siempre la misma: el cónyuge infiel desarrolló una relación que empezó como una inocente amistad, con alguien al que poder hablar, alguien que le escuchaba, que se preocupaba".

"Cada uno es tentado por sus propios deseos que le atraen y seducen; estos deseos, una vez concebidos, engendran el pecado, y el pecado, una vez crecido, engendra la muerte", cita Jill la Carta de Santiago 1, 14-15.

Plantar una valla de protección

"Necesitamos plantar un seto de protección alrededor de nuestro matrimonio, es decir, tomar decisiones ya, por adelantado, que mantengan la tentación lejos y hagan del matrimonio una prioridad", recomienda Jill como asesora familiar y matrimonial. En concreto, ella recomienda 8 precauciones para proteger la relación.

Precaución 1: Elige sabiamente.
Evita pasar tiempo innecesario con alguien del sexo opuesto. Por ejemplo, si buscas un entrenador personal en el gimnasio, elige mejor a alguien del mismo sexo que tú.

Precaución 2: Comparte sabiamente. 
Si un día te das cuenta de que estás compartiendo con alguien secretos e intimidades sobre ti y tu matrimonio que no ha compartido con tu esposo o que no lo haría, eso es una señal de alerta. Un lío emocional con alguien, incluso si no llega a ser sexual, también puede hacer mucho daño a la relación.

Precaución 3: Procura estar en sitios públicos. 
Haz el propósito de no citarte a solas con alguien del otro sexo. Si un compañero te invita a comer o a que le acompañes. haz que venga una tercera persona. No titubees en explicarle, si hace falta, que así lo has acordado con tu cónyuge. Puede servir para dar ejemplo.

Precaución 4: No seas inocente. 
La mayor parte de la gente que termina teniendo un lío no quería tenerlo; la infidelidad empieza como una relación inocente que termina alcanzando una profundidad emocional que cruza la línea de la fidelidad.

Precaución 5: Aumenta tu inversión en hogar.
Los matrimonios fuertes se consiguen pasando tiempo juntos, riendo juntos, jugando juntos. Si no tienes citas con tu pareja, planea ya citas para los meses que vienen y haz que pasar tiempo juntos sea una prioridad.

Precaución 6: Presta atención a lo que piensas.
Si todo el día estás pensando en los fallos de tu cónyuge, si el tiempo que dedicas a pensar en él o ella se centra en defectos y reproches, es fácil que cualquier otra persona pueda parecerte mejor y te atraiga. Haz una lista por escrito de los puntos fuertes que inicialmente te atrajeron de tu pareja. Aumenta el animar y apoyar y disminuye las críticas.

Precaución 7: No juegues a comparar.
Todos tenemos malas costumbres, manías y errores. Es muy tramposo comparar a tu esposa o esposo con un nuevo conocido, porque al recién llegado no lo estamos viendo en el mundo real, en el mundo de compartir techo, cuidar niños a las tres de la mañana, cuadrar cuentas, etc.

Precaución 8: Busca ayuda. 
Buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad. Busca ayuda quien está dispuesta a presentar batalla, es un primer paso de fuerza. Acude a los sacramentos, mantente firme en tu fe, busca un sacerdote o un terapeuta familiar cristiano, un buen consejero, etc... te darán una perspectiva serena, valiosa, para establecer nuevas estrategias para proteger o defender o reconstruir tu matrimonio
Fuente: Religionenlibertad.com

Catequesis del Papa Francisco sobre la oración en la familia.


El Papa Francisco Reflexionó sobre el lugar de la oración de la que el núcleo familiar es la más importante escuela.

 VATICANO, 26 Ago. 15 / 10:13 am (ACI).- El Papa Francisco prosiguió sus catequesis sobre la familia y esta vez reflexionó sobre el lugar de la oración de la que el núcleo familiar es la más importante escuela.
A continuación y, gracias a Radio Vaticano, el texto completo de la catequesis de hoy
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Después de haber reflexionado sobre cómo la familia vive los tiempos de la fiesta y del trabajo, consideramos ahora el tiempo de la oración. La queja más frecuente de los cristianos consiste precisamente en el tiempo: ‘Debería rezar más…: quisiera hacerlo, pero a menudo me falta el tiempo’. Lo escuchamos continuamente.
La pena es sincera, ciertamente, porque el corazón humano busca siempre la oración, incluso sin saberlo; y si no la encuentra, no tiene paz. Pero para que se encuentren, es necesario cultivar en el corazón un amor ‘cálido’ por Dios, un amor afectivo.
Podemos hacernos una pregunta muy sencilla. Está bien creer en Dios con todo el corazón, está bien esperar que nos ayude en las dificultades, está bien sentir el deber de agradecerle. Todo bien. Pero ¿Queremos también un poco al Señor? ¿El pensamiento de Dios nos conmueve, nos asombra, nos enternece?
Pensamos en la formulación del gran mandamiento, que sostiene todos los otros: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas’ (Dt 6,5; cfr Mt 22, 37). La fórmula usa el lenguaje intenso del amor, derramándolo en Dios. Entonces el espíritu de oración vive principalmente aquí. Y si vive aquí, vive todo el tiempo y no se va nunca. ¿Logramos pensar en Dios como la caricia que nos tiene en vida, antes de la cual no hay nada? ¿Una caricia de la cual nada, ni siguiera la muerte, nos puede despegar? ¿O lo pensamos solamente como el gran Ser, el Todopoderoso que ha hecho cada cosa, el Juez que controla cada acción? Todo es verdad, naturalmente. Pero sólo cuando Dios es el afecto de todos nuestros afectos, el significado de estas palabras se hace pleno. Entonces nos sentimos felices, y también un poco confundidos, porque Él piensa en nosotros. Pero sobre todo ¡nos ama! ¿No es impresionante esto? ¿No es impresionante que Dios nos acaricie con amor de padre? Es muy bello, muy bello.
Podía simplemente darse a conocer como el Ser supremo, dar sus mandamientos y esperar los resultados. En cambio Dios ha hecho y hace infinitamente más que eso. Nos acompaña en el camino de la vida, nos protege, nos ama.
Si el afecto por Dios no enciende el fuego, el espíritu de la oración no calienta el tiempo. Podemos también multiplicar nuestras palabras, ‘como hacen los paganos’ decía Jesús; o también mostrar nuestros ritos, ‘como hacen los fariseos’ (cfr Mt 6,5.7). Un corazón habitado por el afecto por Dios convierte en oración incluso un pensamiento sin palabras, o una invocación ante de una imagen sagrada, o un beso enviado hacia la iglesia. Es bello cuando las madres enseñan a los hijos pequeños a mandar un beso a Jesús o a la Virgen. ¡Cuánta ternura hay en eso!
En aquel momento el corazón de los niños se transforma en lugar de oración y es un don del Espíritu Santo. ¡No olvidemos nunca pedir este don para cada uno de nosotros! Porque el Espíritu de Dios tiene su modo especial de decir en nuestros corazones ‘Abbà’, es decir, ‘Padre’, nos enseña a decir padre, del mismo modo como lo decía Jesús, un modo que no podremos nunca encontrar solos (cfr Gal 4, 6).
En familia se aprende a pedir y apreciar ese don del Espíritu. Si lo aprendes con la misma espontaneidad con la cual aprendes a decir ‘papá’ y ‘mamá’, lo has aprendido para siempre. Cuando esto sucede, el tiempo de la entera vida familiar viene envuelto en el vientre del amor de Dios, y busca espontáneamente el tiempo de la oración.
El tiempo de la familia, lo sabemos bien, es un tiempo complicado y lleno de gente, ocupado o preocupado. Siempre es poco, nunca basta, hay tantas cosas por hacer. Quien tiene una familia aprende pronto a resolver una ecuación que ni siquiera los grandes matemáticos saben resolver: ¡dentro de las veinticuatro horas hace entrar el doble! Es así eh. ¡Existen mamás y papás que podrían ganar el Nobel por esto! ¿eh? ¡En 24 horas hacen 48! No sé cómo hacen pero se mueven y hacen, hay tanto trabajo en familia.
El espíritu de la oración restituye el tiempo a Dios, sale de la obsesión de una vida a la cual le falta siempre el tiempo, reencuentra la paz de las cosas necesarias y descubre la alegría de los dones inesperados.
Buenas guías para esto son las dos hermanas Marta y María, de quienes habla el Evangelio que hemos escuchado; ellas aprendieron de Dios la armonía de los ritmos familiares: la belleza de la fiesta, la serenidad del trabajo, el espíritu de oración (cfr Lc 10, 38-42). La visita de Jesús, a quien querían bien, era su fiesta. Sin embargo un día Marta aprendió que el trabajo de la hospitalidad, si bien es importante, no es todo, pero que escuchar al Señor, como hacía María, era la cosa verdaderamente esencial, la “parte mejor” del tiempo.
Que la oración brote de la escucha de Jesús, de la lectura del Evangelio, no olviden, cada día leer un pasaje del Evangelio. Que la oración brote de la confianza con la Palabra de Dios. ¿Hay esta confianza en nuestra familia? ¿Tenemos en casa el Evangelio? ¿Lo abrimos alguna vez para leerlo juntos? ¿Lo meditamos rezando el Rosario? El Evangelio leído y meditado en familia es como un pan bueno que nutre el corazón de todos. Y en la mañana y en la noche, y cuando nos sentamos en la mesa, aprendemos a decir juntos una oración, con mucha sencillez: es Jesús que viene entre nosotros, como iba en la familia de Marta, María y Lázaro.
Una cosa que tengo en el corazón, que he visto en las ciudades: ¡hay niños que no han aprendido a hacer la señal de la Cruz! Tú mamá, papá, enseña al niño a rezar, a hacer la señal de la Cruz, esta es una tarea bella de las mamás y de los papás.
En la oración de la familia, en sus momentos fuertes y en sus pasajes difíciles, somos confiados los unos a los otros, para que cada uno de nosotros en familia sea cuidado por el amor de Dios. Gracias.
Por: S.S. Papa Francisco | Fuente: ACIPrenca.com/Radio Vaticano 

Actitud positiva.


Todos conocemos personas que, con su sola presencia, irradian sentido positivo... 
He recibido un e-mail, de esos envíos masivos que se mueven a diario por el ciberespacio, que habla de un tal Jerry. Tiene su gracia, y es breve, así que lo copio a continuación:

Jerry era director de un restaurante en una pequeña ciudad de Estados Unidos. Siempre estaba de buen humor y tenía algo positivo que decir.
Era un motivador nato. Por dos veces, cuando cambió de trabajo, varios de sus empleados se empeñaron en seguirle a donde él fuera a trabajar. Si un trabajador tenía un día malo, Jerry siempre estaba allí, haciéndole ver el lado positivo de la situación.
Su manera de ser provocó mi curiosidad, así que un día le pregunté: «No me lo explico. No se puede ser positivo siempre, sin interrupción. ¿Cómo lo haces?». Jerry me contestó: «Cada mañana me levanto y me digo, tengo dos opciones, puedo elegir estar de buen humor o de mal humor. Y siempre elijo estar de buen humor. Cada vez que ocurre algo malo, puedo elegir entre el papel de víctima o el de aprender algo de aquello. Y procuro elegir lo de aprender algo. Cada vez que le oigo a alguien quejarse, puedo elegir entre sumarme a sus lamentos o fijarme en el lado positivo de la vida, y siempre escojo el lado positivo de la vida».
«Pero no siempre es tan fácil», protesté. «Tampoco es tan difícil», contestó Jerry. «La vida es una elección constante. Cada situación es una elección. Eliges cómo reaccionar ante las situaciones. Eliges cómo va a afectar la gente a tu humor. Eliges estar de buen o de mal humor. Es elección tuya decidir cómo vives tu vida».
Tiempo después, Jerry fue víctima de un atraco. Había olvidado cerrar con llave la puerta trasera del restaurante mientras hacía el balance de caja del día, y entraron dos hombres armados. Trató de abrir la caja fuerte, pero con el nerviosismo fallaba la combinación. Los atracadores se pusieron más nerviosos aún que él, y acabaron por dispararle. Afortunadamente, le llevaron enseguida al hospital, y después de una larga operación y varias semanas de convalecencia, Jerry recibió el alta.
Vi a Jerry unos meses después. Le pregunté qué le había venido a la mente cuando ocurrió el atraco. «La primera cosa en que pensé es que debía haber cerrado bien la puerta. Luego, después de que me disparasen, cuando estaba tendido en el suelo, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir, o podía elegir morir. Y escogí vivir».
«Los camilleros eran unos tíos simpáticos. Me animaban. Me decían que me iba a poner bien. Pero cuando me metieron en la sala de urgencias y vi las caras de los médicos y enfermeras, mientras me exploraban, me asusté realmente. En sus ojos se leía "es hombre muerto". Entonces vi que tenía que pasar a la acción».
«¿Qué hiciste?», pregunté. «Bueno, había una enfermera que me preguntaba a gritos si era alérgico a algo. "¡Sí!", le contesté. Se hizo un silencio grande. Esperaban que continuara. Yo cogí aire y dije: "Sí, tengo alergia... ¡a las balas!". Después de las risas de todos, les dije: "Quiero vivir. Así que, por favor, opérenme cuanto antes"».
Jerry piensa que vivió gracias a los médicos y enfermeras, pero también gracias a su actitud. Yo aprendí de él que cada día puedes elegir si vas a encarar la vida con ganas o te vas a amargar. La única cosa enteramente tuya, que nadie puede controlar o asumir en tu lugar, es tu actitud. De modo que si tú te das cuenta de esto, todo lo demás de la vida se hace bastante más fácil.
*-*-*-*-*-*
La historia de Jerry concluye aquí. Es quizá un tanto simple, pero apunta una idea importante. Todos conocemos personas que, con su sola presencia, irradian sentido positivo. Su actitud es optimista, animosa, esperanzada. Poseen como una especie de campo magnético que orienta los de los que le rodean, que quizá son más débiles o más negativos. Son desactivadores de crispaciones y rencillas. Cuando afrontan una situación difícil, suelen ser serenos, conciliadores, armonizadores.

Suelen ser personas que han conseguido aprender de sus propias experiencias, tanto de las negativas como de las positivas. Creen en los demás. No reaccionan desproporcionadamente ante sus defectos, ni ante la crítica o las dificultades. No se sienten satisfechos cuando descubren los errores y debilidades de los demás (y eso no porque sean ingenuos, pues también ellos ven esos errores, pero saben que con su actitud pueden hacerles mejorar o encastillarse en su conducta). Procuran no etiquetar ni prejuzgar a la gente, sino descubrir los valores positivos que hay en toda persona. Despiertan agradecimiento y gratitud. No son envidiosas. Son agradecidas. Tienden, de forma casi natural, a perdonar y olvidar las ofensas que reciben. Buscan el modo de mejorar su formación. Leen, escuchan, poseen afán de conocer cosas, les interesa lo que interesa a quienes le rodean. En fin, toda una actitud digna de imitar en nuestra vida.
Por: Alfonso Aguiló Pastrana | Fuente: Conoze.com 

EL REVERENDO DON JULIO SÁNCHEZ, NUESTRO ANTIGUO PÁRROCO EN AGÜIMES, NOS INVITA A CELEBRAR SUS 50 AÑOS DE SACERDOCIO CON LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA.

"Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mt 16,24)
EL REVERENDO DON JULIO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ,  ANTIGUO PÁRROCO DE NUESTRA PARROQUIA  DE AGÜIMES, NOS INVITA EL PRÓXIMO SÁBADO  29 DE AGOSTO, A LAS 7 DE LA TARDE A CELEBRAR LA EUCARISTÍA EN ACCIÓN DE GRACIAS POR SUS 50 AÑOS DE SU ORDENACIÓN SACERDOTAL, SUS BODAS DE ORO EN LA PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE AGÜIMES.


                   ¡¡¡ QUEDAN TODOS INVITADOS !!!

Bibliografía:

Julio Sánchez Rodríguez, natural de Arucas (Gran Canaria), fue ordenado sacerdote en Salamanca en 1965. Es licenciado en teología por la Facultad de los jesuitas “La Cartuja” de Granada. Los primeros años de su ministerio sacerdotal los ejerció en Granada y Sevilla. Desde 1982 trabaja en Gran Canaria como sacerdote e investigador. Ha regentado las Parroquias de San Isidro de Gáldar, Sardina del Norte, Montaña Alta, El Valle de Agaete, Agaete, Arbejales, Balos, Agüimes, Temisas, Nuestra Señora de las Nieves de El Palmar de Teror y San Roque de Las Palmas de Gran Canaria. Ha sido Vicario Episcopal del Sur y del Centro-Norte de Gran Canaria. Fue Delegado Episcopal para el VI Centenario de la Diócesis (2004), participando activamente en la dirección de la exposición “La Huella y La Senda”, junto al comisario don José Lavandera Lopez.

Es socio diplomado de la Sociedad Científica El Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria, por acuerdo de la Junta de Gobierno de 14 de mayo de 2004. Miembro del Instituto de Estudios Canarios, La Laguna (Tenerife), por acuerdo de la Junta General del Centro celebrada el 19 de febrero de 2009. Correspondiente en Las Palmas de Gran Canaria de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla, por acuerdo del pleno ordinario del 21 de abril de 2009. Socio numerario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, por acuerdo de la junta de Gobierno celebrada el diez de marzo de 2010. Socio de Mérito de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria por acuerdo de la junta de gobierno celebrada el día 24 de mayo de 2010. Miembro de Honor del Instituto Canario de Estudios Históricos Rey Fernando Guanarteme. 19 de Junio de 2014. Premio de Periodismo “Pedro Marcelino Quintana”2014, otorgado por la tertulia homónima, con sede en Arucas, el 31 de Enero de 2015. Can de Plata de las Artes 2015, otorgado por acuerdo unánime del Cabildo de Gran Canaria de 27 de Febrero de 2015 . La entrega del galardon tuvo lugar el 27 de Marzo de 2015 en el pabellón Gran Canarias Arenas.

Académico Correspondiente en Gran Canaria de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel por acuerdo de la Junta Plenaria de 26 de julio de 2010.

Académico Correspondiente en Las Palmas de Gran Canaria por la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz, por acuerdo de la Junta General de 11 de febrero de 2011.

Acádemico correspondiente en Las Palmas de Gran Canarias por la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras , por acuerdo de la junta de Gobierno celebrada en sesión ordinaria el 18 de Marzo de 2013 . Discurso de ingreso y entrega de título y medalla el 20 de Enero 2014 en el salón de actos de la Diputación de Cádiz .

Hijo Adoptivo de la villa de Agaete (Gran Canaria), por acuerdo de su Ayuntamiento con fecha de 8 de agosto de 2006.

Hijo adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria por acuerdo plenario del Ayuntamiento de 29 de mayo de 2009. Entrega del título por el señor alcalde el 23 de Junio de 2009, en el acto institucional celebrado en el auditorio Alfredo Kraus con motivo de las fiestas fundacionales de la ciudad.

Hijo Adoptivo de la villa de Teror (Gran Canaria), por acuerdo unánime del Pleno del Ayuntamiento de 29 de diciembre de 2010.

Su trabajo ministerial ha estado acompañado de iniciativas a favor de la conservación del patrimonio histórico-artístico de la Iglesia: reforma de la ermita de San Telmo (Sardina de Gáldar), restauración de la iglesia de San Pedro del Valle en Agaete, copia procesional de la tabla flamenca de Ntra. Sra. de las Nieves (Agaete), creación del Museo Parroquial de Arbejales (Teror), restauración de la ermita de San Miguel Arcángel de Temisas (Agüimes) , inventario y catalogación del archivo parroquial de San Sebastián de Agüimes, construcción del nuevo templo de Balos en Vecindario y recuperación de la antigua cueva-ermita de Nuestra Señora de las Nieves, en La Peña (Teror).

Fuente:www.juliosanchezrodriguez.com

¿Una Iglesia a la carta?


Hoy día se pretende un cristianismo sin Iglesia, una fe en Dios sin mediaciones .


Hoy estamos asistiendo al fenómeno de querer tener un cristianismo sin Iglesia. En otras palabras, se pretende una fe en Dios sin mediaciones, y un autodenominado seguimiento a Cristo, prescindiendo de la estructura ministerial de la que el Señor dotó a la comunidad de sus discípulos.

Para unos la Iglesia Católica aparece como la institución del “no”, como un reducto del pasado que no se acomoda a los postulados de la modernidad, como un gran colectivo que va contra el progreso. Para resaltar esta caricatura se sobre dimensionarán los pecados de los miembros de la Iglesia, y se relegará a un segundo plano, desconocido por ocultado, la inmensa vida de santidad, caridad y heroísmo que se da cada día en el más absoluto anonimato. En cambio, otros tienen la impresión de que la Iglesia está a punto de traicionar su especificidad, de venderse a la moda del tiempo y, de este modo, sumirlos en la confusión: es la desilusión del amante traicionado.

Además, en amplios sectores de la sociedad se ha instalado la dicotomía maniquea entre la Iglesia de base y la oficial, entre la Iglesia de los pobres y la del Vaticano, entre la Iglesia carismática y la ministerial. Estas divisiones, repletas de ideologías extrañas a la fe, son utilizadas por los enemigos de la Iglesia para ir en contra de su estructura sacramental y jerárquica, la que le hace ser la verdadera Esposa de Cristo.

Lo curioso es que, en ocasiones, algunos católicos entran en ese juego para ir contra la propia “Madre”. Puede suceder que, al igual que los corintios, también nosotros corramos el riesgo de dividir la Iglesia en una disputa de partidos: conservadores y progresistas, evangélicos y jerárquicos. ¿Qué hemos de hacer para no entrar en estas batallas, que tanto daño causan, porque son esquemas puramente humanos, resultado de pasiones? Todo comienza por tener claro que no hay fe verdadera en Cristo si se prescinde de la Iglesia. Es más, el ser cristiano católico no consiste en la elección de un programa que satisfaga, o en la simpatía por un cenáculo de amigos. La fe es conversión, que me trasforma a mí y a mis gustos, mediante la adhesión a la persona de Cristo vivo en su Iglesia (cf. Lc 17,5-6; 1 Jn 3,23; Gál 1,7-9). Por eso, la Iglesia no es un club, ni un partido, ni tampoco una especie de estado paralelo religioso, sino el Cuerpo encarnado de Cristo en la historia. De ahí que, como dijo Benedicto XVI: “no necesitamos una Iglesia inventada por los hombres, producto de consensos y pactos. No es una Iglesia más humana la que nos salva, sino una Iglesia más divina, porque sólo entonces será también verdaderamente humana”.

La Iglesia será espacio de salvación para los pobres en la medida en que nuestra atención esté centrada en lo que viene de su Cabeza, Cristo. Él sólo nos da la vida, la “vida en abundancia”, que se nos comunica mediante la Palabra, los Sacramentos y el testimonio de amor de los cristianos. Los grandes testigos de la fe y de la caridad, como por ejemplo Teresa de Calcuta, no necesitaron de ningún sincretismo litúrgico, ni de faltar a la comunión con los sucesores de los apóstoles, para servir a los más menesterosos y excluidos. Y es claro que tocaron fondo en la desgracia humana. Todo lo contrario, sacaron su fuerza de la oración y de la liturgia.

Los santos se sintieron siempre “hijos de la Iglesia”, y la sirvieron como Ella “quiere ser servida” en cada momento. Eso fue posible porque tuvieron corazones humildes y aceptaron plenamente la cruz.

Por último, en la obediencia a la fe y en la comunión eclesial, está la garantía de nuestra libertad. A la vez, es el antídoto para que el mensaje global cristiano no corra el riesgo, ni caiga en el peligro, de un reduccionismo y aprisionamiento de lo particular. Así no se propondrá una especie de inculturación en la que se reduzca el cristianismo a unos contenidos de mínimos, cayendo en ideologías de todo tipo o en meras propuestas socio-político-culturales.
Por: Mons. Juan del Río Martín | Fuente: www.diocesisdejerez.org 

¿Eternamente provisionales?


La verdad no pasa nunca de moda. El amor será siempre actual...


Una madre preguntaba no hace mucho a un educador: “¿cómo puede un joven escapar de los muchos condicionamientos externos y mantenerse simultáneamente al paso de los tiempos? Creo que los jóvenes de hoy tienen muchas energías positivas, pero poco sentido de responsabilidad. La sociedad los educa a decisiones provisionales, por ejemplo en el trabajo, a cosas de poca duración...”

El ritmo de la vida moderna nos ha acostumbrado a cambios cada vez más frenéticos. Si antes una familia tenía sus momentos de convivencia y diálogo, ahora el deporte, la televisión, los amigos en el bar, o algún que otro pequeño trabajo urgente han disgregado lo que fue en otro tiempo un grupo unido y armónico. Además, los adolescentes y los jóvenes se sienten bombardeados, hoy más que nunca, por las modas. Cromos, dibujos animados, series de televisión, cantantes de moda, juegos electrónicos cada vez más absorbentes y estrambóticos... se suceden a tal velocidad que los padres no acaban de emitir un juicio sobre la utilidad o peligro de una moda cuando ya se encuentran con que se está imponiendo algo nuevo...

En medio de las prisas y las tensiones del mundo electrónico, conviene descubrir aquellos valores que no pasan, que señalan y definen en su núcleo más profundo el corazón de cada hombre y mujer. La gratitud hacia quienes nos hacen un favor; la generosidad para con todo aquel que nos pida algo conveniente; la alegría de poder dar nuestro tiempo en favor de un necesitado; la fidelidad al amor matrimonial; la dedicación de los padres a la alimentación y cultura de los hijos, y de los hijos a ayudar en todo a sus padres. Estos y otros muchos valores configuran lo más profundo del corazón de cada ser humano, lo que lo define y no está sujeto al primer capricho del humor o a las situaciones cambiantes del tiempo, de la bolsa o de los precios en el mercado...

Unos padres de familia, un equipo de maestros de una escuela, no podrán correr siempre según el ritmo de las novedades del mercado global. Con un poco de suerte y de tiempo lograrán estar al tanto de aquello que más destaca, y orientar sobre el correcto uso de cada producto que nace en el horizonte de la vida. Pero no siempre podremos controlar todo lo que cae en las manos de nuestros hijos. Por eso, junto al necesario trabajo de actualización, los padres y educadores podrán enseñar siempre aquellos valores que nunca pasan, aquellos principios que son capaces de configurar toda una vida, y que ayudarán a las nuevas generaciones a juzgar por sí mismos sobre lo que importa y sobre lo que es sólo pérdida de tiempo, si es que no llega a ser una moda peligrosa y des educativa.

Vale la pena este esfuerzo. El resultado será un mundo un poco más sereno y unos jóvenes capaces de decisiones estables y profundas. No podemos ser eternamente provisionales. La verdad no pasa nunca de moda. El amor será siempre actual. Este es el reto de nuestra sociedad. El triunfo está al alcance de todos, si sabemos, eso sí, poner lo que esté de nuestra parte para lograrlo. Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net 

El aborto no es salida, sino entrada a un camino lleno de sufrimiento.


Terminé dañando a la persona que más amé hasta el momento: mi propio hijo.




Me animé a redactar este testimonio gracias a que encontré por fin el inicio de la paz y el perdón que tanto andaba buscando desde que, hace un año, opté por la decisión “más fácil”, “más cómoda”, la que “dañaría a menos personas”, y la que al mismo tiempo terminó dañando a la persona que más amé hasta el momento: mi propio hijo.
Hace un año mi novio y yo, que llevamos juntos 7 años, descubrimos que estábamos esperando un hijo. Esto pasó cuando yo no podía seguir tomando anticonceptivos por motivos de salud. Fue una noticia que me dejó sin aliento. Sentí que perdía el juicio, y no era porque era una adolescente de 15 o 20 años, ya tenía 26 y una carrera profesional concluida, al igual que él. Simplemente sentí que no podría con la responsabilidad, que no estaba preparada, que no podría darle todo lo que pensé darle a mi primer hijo. Ahora puedo resumirlo en puro egoísmo.
Una de las cosas que más me reprocho es que mi novio había aceptado con alegría la noticia y, al ver mi negativa, me propuso que lo tenga y que después me olvidase de él, que él lo criaría. A eso yo le respondí: “si tengo este hijo, me perderás a mí, porque no lo voy a soportar. O me ayudas, o lo hago sola”. Y así, en cuestión de horas, terminó aceptando.
Buscar a alguien dispuesto a “ayudarme” no fue difícil. Yo me mostraba muy decidida, aunque en el fondo el miedo me dominaba, y aunque no quería aceptarlo, yo ya lo estaba amando así de chiquito, casi imperceptible como lo vimos en la ecografía. En fin, llegó el día y muy segura fui a la clínica y en cuestión de minutos acabaron no sólo con mi hijo, sino con una parte de mí.
    Hoy puedo decirles que el dolor físico no es siquiera comparable con el dolor que sentía en el alma. En el instante que salí un terrible arrepentimiento me invadió porque se me abrieron los ojos: ¡había matado a mi propio hijo! Eso fue peor que arrancarme una pierna o un brazo.
Mi novio también experimentó el mismo arrepentimiento y desde entonces solo buscamos formas de evadir el dolor. Nos sumergimos en el trabajo, en la rutina, en las cosas materiales, pero nada hacía que el dolor realmente pasara o mejorara y que volviéramos a sentirnos en paz. No había un solo día que no me sintiera arrepentida, que no llorara. Le pedí perdón a Dios muchas veces, empecé a leer la Biblia en busca de respuestas, iba a Misa, pero no me animaba a confesarme porque pensaba que no me perdonarían.
Recién después de un año tuve el valor de ir y confesarme. Ese día pude re descubrir el amor infinito de Dios, darme cuenta que muy a pesar de lo que pensaba, Él me perdonaba. Sí, Dios me perdonó, pero aún así, algo me pasaba, algo que no comprendía.
Pasaron los días y meses, y mi novio y yo decidimos retomar los planes de matrimonio. Entre los requisitos estaba el curso de novios que teníamos que llevar. Fuimos como quien cumple un requisito más y ya, sin saber que era la oportunidad que Dios estaba poniendo en nuestras vidas para retomar su camino y para no volver a alejarnos de Él. Sí, ahora comprendo que lo que me pasó fue por eso, porque me alejé de Él, porque las decisiones malas llegan con más facilidad a nuestra mente cuando nuestra parte espiritual está vacía o dormida.
En el curso de novios decidimos volver a confesarnos y fue allí donde descubrí que lo que me pasaba era que yo no había terminado de perdonarme. Si Dios lo había hecho, ¿por qué yo no? Conversé mucho con el sacerdote, fue una oportunidad de oro que ahora agradezco infinitamente y que desearía tuviesen las personas que alguna vez se hayan sentido perdidas espiritualmente.
    En el mismo curso nos dimos cuenta que una cosa lleva a la otra, y que si nos hubiéramos esperado hasta el matrimonio, si hubiéramos cumplido con la parte de la castidad y la pureza, pues nada de esto habría sucedido.
Como el padre me dijo: “Dios escribe derecho con líneas torcidas”. Ahora creo firmemente que tengo un propósito de vida, más aún con lo que me pasó, y si mi testimonio puede ayudar a alguien que esté pensando que el aborto es la salida, pues tenga la seguridad que sólo será la entrada a un camino lleno de sufrimiento y dolor que no se lo deseo a nadie.
Por: anónimo | Fuente: La Opción V 

La Familia Salesiana celebró el bicentenario del nacimiento de san Juan Bosco .




Cerca de 10 mil fieles, entre ellos más de cinco mil jóvenes provenientes de 54 países, participaron este domingo en la solemne Eucaristía, que tuvo lugar en la basílica del Colle Don Bosco de Turín, con la que la Familia Salesiana celebró el bicentenario del nacimiento de su fundador.

La Santa Misa estuvo presidida por el rector mayor de los Salesianos, el padre Ángel Fernández Artime, y concelebrada por el arzobispo de Turín, Mons. Cesare Nosiglia, el rector mayor emérito Pascual Chávez y un gran número de sacerdotes.

“Hoy damos gracias a Dios --dijo el padre Fernández Artime en su homilía-- por su maravillosa intervención en la historia, y más concretamente ya que esta historia, comenzó en un pequeño caserío en las colinas de los Becchi”.

El rector mayor recordó también el espíritu con el que hace un año, en Colle Don Bosco, había inaugurado el Bicentenario: aprovechando la oportunidad para alcanzar una verdadera renovación espiritual y pastoral y para hacer vivo el carisma salesiano.

En esta Eucaristía quería “agradecer al Señor por este año que hemos vivido, por toda la gracia que él nos dio, y por la vida que se renueva más y da fruto como un regalo de este Bicentenario”, y al mismo tiempo quisiera fijar una vez más los ojos del sacerdote del siglo XIX “que se tomó muy en serio las palabras pronunciadas por Jesús a los doce hacerse siervo de todos, especialmente de los pobres, abandonados y en peligro”, dijo el X sucesor de san Juan Bosco.
 
Asimismo, el religioso español reiteró las orientaciones entregadas a la Familia Salesiana por el papa Francisco durante este año, en su visita a Valdocco y en la carta del 24 de junio: las referencias a la figura de Mamá Margarita; la urgencia de salir y las valientes opciones de Don Bosco; la intención de fundar un vasto movimiento de los pobres y para los pobres, más allá de los límites de la lengua, la raza, la cultura y la religión; y el estilo de fraternidad y de alegría.

Por último, el padre Fernández Artime indicó cuál será el siguiente paso en este Bicentenario: “Soñar el futuro de la misión evangelizadora y educativa de nuestra Familia Salesiana con la fuerza y la novedad del Evangelio, con valentía y visión profética, dejándonos guiar por el Espíritu”.

Después de la celebración eucarística, los presentes escucharon el mensaje enviado por el Santo Padre a los jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano tras el rezo del Ángelus. Desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, el Pontífice los animó a “vivir en lo cotidiano la alegría del Evangelio para generar esperanza en el mundo”.Fuente: Zenit.

CARTA DE ALBERT EINSTEIN A SU HIJA ,LIESERL, A FINALES DE LOS 80.


 HERMOSO......................................... EL AMOR. 




Carta de Albert Einstein a su hija A finales de los años 80, Lieserl, la hija del célebre genio, donó 1.400 cartas escritas por Einstein a la Universidad Hebrea, con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte. Esta es una de ellas… a Lieserl Einstein: 


“Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo. Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación. Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR. Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas. El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor. Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo. Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites. Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser siente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta. Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada. Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida. Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!”. Ama a quien te ama, valora a esa persona que esta junto a ti, incluso en los momentos en los que ni tu mismo(a) te soportas, quienes te aman están junto a ti en los momentos difíciles, fácil es estar en los buenos momentos difícil es que estén junto a ti cuando mas necesitas apoyo y atención. No permitas que la costumbre de tenerlo o tenerla, te arrebate de a poco ese alguien especial que la vida te ha dado. Recuerda que en los seres humanos el exterior no siempre demuestra lo que en el interior se siente. cuida, escucha, atiende. Y sobre todo ama. Hasta que tus fuerzas se agoten, y si te agotas, descansa y vuelve a amar. Renueva los sentimientos y no desmayes. Se feliz y haz feliz. Tu padre: Albert Einstein”

Confiar en la Providencia de Dios.


Muchos hombres y mujeres ya no piensan en la providencia divina. No creen que Dios está activo en el mundo y en la historia. 


El mundo está lleno de emergencias: en la economía y en la política, en la familia y en la educación, en el clima y en la agricultura. Emergencias y más emergencias, incluso en el propio hogar: no hay dinero para llegar a final de mes, o ya no queda aceite en el coche...
Ante tantas emergencias, hay que ponerse a trabajar. No tiene sentido sentarse pasivamente ante lo que ocurre, ni vivir en quejas amargas. Dios nos ha dado una mente para pensar y ver de frente los problemas, y una voluntad para decidir: ¡manos a la obra!
Pero por más que nos lancemos frenéticamente a arreglar el mundo cercano o el mundo lejano, por más que luchemos para frenar el calentamiento global o la corrupción local de los políticos, no podemos olvidar una de las enseñanzas fundamentales de la Biblia: “Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los constructores; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas” (Sal127,1).
Por eso, a la hora de afrontar tantos problemas, urgentes, dramáticos, necesitamos primero rezar para analizarlos correctamente, para tener un corazón prudente y decidido, y para alcanzar la necesaria fortaleza que nos permita romper miedos y ponernos a trabajar.
Luego, necesitamos recordar que los resultados no están en nuestras manos. Hay cosas que haremos mejor, otras habrá que corregirlas de inmediato. Pero una mejora en el mundo, un avance del bien, sólo será posible desde la acción de Dios.
Muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo ya no piensan en la providencia divina. No creen que Dios, realmente, está activo en el mundo y en la historia. En realidad, sólo tiene sentido el esfuerzo por el bien y la justicia desde la esperanza, desde la certeza, de que Dios existe y actúa continuamente.
Dios es un Padre, y un Padre vela por sus hijos. Da la lluvia y el sol, protege y levanta. Cura y perdona. Camina a nuestro lado. También cuando decidimos alejarnos y pecamos, sabe esperar y ofrece señales para que volvamos a Él.
Sólo cuando nos dejemos abrazar por Dios y confiemos, descubriremos lo mucho que hizo en el pasado y lo mucho que hace en el presente. Mejor aún: seremos capaces de reconocer que ya hizo lo único importante: darnos a su Hijo, fundar su Iglesia, ofrecernos el Reino, abrirnos las puertas del cielo.
Todo lo demás pasa. Solo el Amor queda. La providencia es el modo concreto con el que el Amor interviene, a veces de modo sorprendente, en este mundo de hijos necesitados de una esperanza, una misericordia y un consuelo que sólo puede venir de un Padre bueno y cariñoso.
 Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 

DATOS HISTÓRICOS DEL NACIMIENTO DE LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA EN LA IGLESIA CATÓLICA.





Existe también una gran incertidumbre respecto al origen de esta fiesta. Probablemente se trate del aniversario de la dedicación de alguna Iglesia, más que la fecha real del aniversario de la muerte de Nuestra Señora. Que se originara en tiempos del Concilio de Éfeso, o que San Dámaso la introdujera en Roma, son sólo hipótesis.

De acuerdo a la vida de San Teodosio (m. 529) se celebraba en Palestina antes del año 500, probablemente en Agosto (Baeumer, Brevier, 185). En Egipto y Arabia, por otra parte, se mantuvo en Enero, y dado que los monjes de las Galias adoptaron muchos usos de los monjes egipcios (Baeumer, Brevier, 163), hallamos esta fiesta en las Galias en el siglo sexto, en Enero [mediante mense undecimo (Greg. Turon., De gloria mart., I, ix)]. La Liturgia Gala la fija el 18 de Enero, bajo el título: Depositio, Assumptio, or Festivitas S. Mariae (confrontar las notas de Jean Mabillon en la Liturgia Gala, P. L., LXXII, 180). Esta costumbre permaneció en la Iglesia de las Galias hasta el momento de la introducción del Rito Romano. En la Iglesia Griega, parece que algunos mantuvieron la fiesta en Enero, como los monjes egipcios; otros en Agosto, con aquellos de Palestina; por lo cual el Emperador Mauricio (m. 602), si es correcto el relato de "Liber Pontificalis"(II, 508), fijó la fiesta para el Imperio Griego el 15 de Agosto.

En Roma (Batiffol, Brev. Rom., 134) la única y más antigua fiesta de Nuestra Señora era el 1 de Enero, la octava del nacimiento de Cristo. Celebrada primeramente en Santa María la Mayor, más tarde en Santa María de los Mártires. Las otras fiestas son de origen Bizantino. Louis Marie Olivier Duchesne piensa (Origines du culte chr., 262) que antes del séptimo siglo ninguna otra fiesta se guardaba en Roma, y en consecuencia, la Fiesta de la Asunción, hallada en los sacramentales de Gelasio y Gregorio, es un agregado apócrifo hecho en el siglo séptimo u octavo. De todos modos, Probst brinda (Sacramentarien, 264 sqq) fuertes y buenos argumentos que prueban que la Misa de la Santísima Virgen María, hallada el 15 de Agosto en el rito Gelásico, es genuina, desde el momento que no hace mención a la Asunción corporal de María; esto muestra, por lo tanto, que la fiesta era celebrada en la Iglesia de Santa María la Mayor en Roma, por lo menos en el siglo sexto. Él prueba, más aún, que la Misa Sacramental Gregoriana, tal como la tenemos, es de origen Gálico (dado que la creencia en la Asunción corporal de María, bajo la influencia de los escritos apócrifos, es más antigua en Galia que en Roma), y que ésta suplantó la antigua Misa Gelásica. Para la época de Sergio I (700) esta fiesta era una de las principales festividades en Roma; la procesión comenzaba en las puertas de la Iglesia de San Adrián. Siempre fue un doble de la primera clase y un Día Sagrado de precepto.

La octava fue agregada en 847 por León IV; en Alemania esta octava no se celebraba en varias diócesis en la época de la Reforma. La Iglesia de Milán no la aceptó hasta la actualidad (Ordo Ambros., 1906). La octava es privilegiada en la diócesis de las provincias de Sienna, Fermo, Michoacán, etc.

La Iglesia Griega continua esta fiesta hasta el 23 de agosto inclusive, y en algunos monasterior del Monte Athos se prolonga hasta el 29 de agosto (Menaea Graeca, Venice, 1880), o así lo era antiguamente. En la diócesis de Bavaria el día treintavo de la Asunción (una especie de recuerdo del mes) se celebraba durante la Edad Media, el 13 de septiembre, con el Oficio de la Asunción (doble); en la actualidad, sólo la Diócesis de Augsburgo ha mantenido esta vieja costumbre.

Algunas de las diócesis de Baviera y las de Brandenburgo, Mainz y Frankfort mantienen el 23 de septiembre como la “Fiesta de la Segunda Asunción”, o los “Cuarenta Días de la Asunción” (doble) creyendo, de acuerdo a las revelaciones de Santa Elisa de Schönau (m. 1165) y de San Bertrand, O. C. (m. 1170), que la Santísima Virgen María fue llevada al cielo a los cuarenta días luego de su muerte (Grotefend, Calendaria 2, 136). Las Brigidinas guardan la fiesta de la “Glorificación de María” (doble) el 30 de agosto, desde que Santa Brígida de Suecia dijo (Revel., VI, l) que María fue llevada al cielo quince días después de su partida (Colvenerius, Cal. Mar., 30 Aug.). En América Central, se celebra una fiesta especial, “La Coronación de María en el Cielo” (doble mayor) el 18 de agosto. La ciudad de Gerace, en Calabria mantiene 3 días sucesivos el rito de doble de primera clase, conmemorando el 15 de agosto la muerte de María, y el 16 de agosto, su Coronación.

En Piazza, en Sicilia, hay una conmemoración de la Asunción de María (doble de segunda clase) el 20 de febrero, que es el aniversario del terremoto de 1743. Una fiesta similar (doble mayor con octava) se sigue en Martano, Diócesis de Otranto, en Apulia, el 19 de Noviembre.

Tomado de la Enciclopedia Católica (www.enciclopediacatolica.com)

La intolerancia de los tolerantes.


No se tolera el orden, ni la autoridad, ni la jerarquía, ni nada que ponga obstáculos...

La tolerancia parece ser uno de los valores más cotizados en el mercado de la posmodernidad. En una época donde el relativismo ético se impone con una fuerza tan brutal como embrutecedora, la tolerancia -gran paradoja- parece ser el bien absoluto que debe buscarse y defenderse a toda costa. Siempre y cuando el sujeto de la tolerancia, sea "políticamente correcto"…

En la teoría, todo se puede tolerar; en la práctica, no se tolera que se pongan límites a la "libertad". Todo se puede tolerar, siempre y cuando no se critique el mal uso -el abuso- de la democracia. Todo se puede tolerar, pero se discrimina a las familias numerosas, a los que no siguen las normas contraceptivas "socialmente aceptadas", a los que se empeñan por vivir la castidad, o formar una familia basada en los valores tradicionales. Todo se tolera, salvo aquello que los tolerantes no están dispuestos a tolerar.

No se tolera el orden, ni la autoridad, ni la jerarquía, ni nada que ponga obstáculos a la "libertad". Todos gritan a coro que el valor absoluto a defender, es la "libertad"; y olvidan que ésta, para ser verdadera, debe estar cimentada en la Verdad, y ordenada al Bien. No se toleran las críticas al laicismo -que no es lo mismo que laicidad-. Los liberales y "librepensadores", los ateos, los agnósticos, los marxistas y los anticristianos de cualquier signo, se han confabulado para imponer el relativismo moral en la educación, rebajando la verdad en nombre de una falsa libertad.

No se tolera que se diga que las mayorías se pueden equivocar. La democracia -que tiene grandes virtudes, por cierto-, como todo sistema político, tiene también sus defectos y puede por ello, ser mal utilizada. Hoy la mayoría dice que hay que aumentar las jubilaciones y mañana, al cambiar las circunstancias, la mayoría dice que hay que bajarlas. ¿Cuál de las dos mayorías tiene razón? Claro, que cuando los problemas se reducen a aumentar y bajar jubilaciones, o asuntos por el estilo, las distintas opciones son perfectamente opinables. Pero cuando se habla de leyes de aborto, de permitir la adopción a parejas homosexuales y otras aberraciones que atentan contra la vida, la familia, el bienestar psicológico de los niños y contra las mismísimas comprobaciones de la ciencia, el problema se ve con mayor claridad: la democracia puede ser utilizada en contra de la verdad. Pero esto, no se puede siquiera mencionar sin ser tildado de fascista, porque es… sencillamente intolerable.

No se tolera que los niños y los adolescentes, sean educados por sus padres en los valores que ellos recibieron de sus ancestros. No se tolera, y se impone un modelo de conducta liberal desde todo tipo de instituciones, incluso desde aquellas a donde la gente acude buscando apoyo frente a la avalancha mediática. Quien lea entienda. La información sobre métodos artificiales para combatir el SIDA y los embarazos no deseados, es abrumadora. Los métodos naturales -que aparte de ser más seguros, implican cambios en la conducta-, no se mencionan; tal vez porque el principal interés de los ecologistas, es salvar a las ballenas…

No se tolera que alguien exprese un pensamiento opuesto a lo "políticamente correcto": a quien lo haga, se le trata de intolerante, trasnochado, conservador, oscurantista, fundamentalista, retrógrado, cavernícola y otros motes que sólo tienen por objeto denigrar a la persona. Cuando se carece de argumentos para atacar las ideas, se ataca a las personas que las expresan…

No se tolera que quien piensa distinto, lo diga públicamente. Sólo los tolerantes pueden expresar sus pensamientos en los medios, que siempre están a su disposición -aún aquellos que se consideran "buenos"-. Critican violentamente a quienes no se guardan sus discrepancias para su fuero interno, para el ámbito privado de la conciencia. No sea que influyan negativamente en el "nuevo orden mundial", sobre la "aldea global" que están intentando construir, sobre el gelatinoso cimiento de la tolerancia.

No se tolera que los hombres y las mujeres se comporten como tales: que se enamoren, que se casen, que tengan hijos -muchos hijos- y que a su naturaleza les resulte repulsiva la idea de la homosexualidad. Es algo "natural", dicen; entonces ¿por qué no se reproducen?. Si alguien osa expresar estos pensamientos, se le discrimina. Y encima... ¡se le acusa de discriminación!.

No se tolera que hombres y mujeres, asuman los mismos "roles" que sus padres, que el marido trabaje y que la mujer se dedique a las tareas del hogar. Cuando esto sucede, a las mujeres se les margina, y se les hace creer que en sus hogares no hay esperanza alguna de realización personal.

No se tolera la austeridad. Está mal visto oponerse al consumismo y a la posesión desenfrenada de bienes materiales, o a la experimentación de placeres diversos. ¿Cómo es posible que alguien prefiera tener un hijo más, en lugar de un auto mejor? ¿Cómo es posible que alguien piense siquiera en trabajar voluntariamente para otros, cuando trabajando por dinero se puede adquirir más confort personal, viajar por el mundo, "comprar felicidad"?

No se tolera que se critique el aborto: la madre tiene "derecho" sobre su propio cuerpo, -dicen- y hay que respetarlo. Cuando se invocan los derechos del embrión, para quitarle su protección legal se le niega su condición humana, aunque está comprobado científicamente que la vida comienza en la concepción. Cuando se destrozan los argumentos prochoice por la vía científica, acuden a la conciencia, al "mal menor", al malthusianismo, y a todo tipo de argumentos que de racionales, no tienen nada: no importa, la verdad científica es un valor sacrificable en nombre de la tolerancia.

No se tolera, por parte de los directivos de algunos importantes medios masivos de comunicación, que se publique la foto de un niño no-nato tomando con su manito, el dedo del médico que lo estaba operando. Tampoco informan sobre el escándalo que desató la prohibición de publicar esa fotografía y los juicios que se sucedieron -demandas a cargo de "tolerantes" de la primera hora-; mientras tanto, dedican buena parte de su tiempo a llenar espacio con noticias intrascendentes.

No se tolera que en los talk-shows, haya mayoría de gente "normal". Siempre ponen alguno, claro -hay que ser tolerantes-, pero la multitud de estrafalarios invitados, casi no le deja hablar: apenas dice una palabra, los "tolerantes" se le echan encima como cuervos hambrientos, y aparentando confrontaciones inexistentes, ocupan más del 90% del programa argumentando en contra del pensamiento normal del hombre común. Hasta que normalizan sus ideas aberrantes e insensibilizan a la opinión pública a fuerza de repetir barbaridades. Así operan los manipuladores de masas; así abusan de las libertades que nos brinda la democracia.

No se tolera que quienes deben decir la verdad por su oficio, la digan con claridad. Se les presiona para que "doren la píldora"…; algunos sucumben ante la tentación de que la opinión pública les palmee el hombro; pero aún son muchos los corajudos que no se callan "ni que vengan degollando". A estos valientes, que dicen la verdad pese a quien pese y duela a quien duela, los calumnian, los difaman, los ensucian, tergiversan sus dichos; todo, con el único objetivo de silenciar la verdad.

No se tolera que se practique el cristianismo ni que se construyan catedrales en algunos países árabes: a los cristianos se los persigue, se los encarcela y se los mata, como en tiempos de Diocleciano; mientras tanto, no faltan quienes, en nombre de la tolerancia, festejan la erección de mezquitas en países tradicionalmente cristianos. Sólo algunas agencias católicas hablan de estos hechos. Curiosamente, tampoco se tolera que se reclame un trato más humanitario para el pueblo palestino por parte de los israelíes. Si alguien se atreve, corre el riesgo de ser acusado de antisemita. Los medios masivos de comunicación, eluden el tema, y los palestinos son sistemáticamente silenciados, porque hay quienes no saben separar la religión de la política.

No se tolera que la gente no sea "tolerante", entendiendo la tolerancia como pasiva aprobación -¿resignación?- de cuanta aberración moral se le pueda ocurrir al ingenio humano. No se tolera que se juzgue, no ya a los individuos, sino a las mismas ideas que orientan su conducta: no se tolera la verdad.

La intolerancia de los tolerantes, es fruto de la extrema tolerancia de los supuestos intolerantes. Porque quienes somos acusados de tales, hemos cedido terreno sin preocuparnos de enfrentarlos en el plano ideológico, donde con la verdad, con la razón, y el apoyo de la ciencia, tenemos todas las de ganar. Pero nos hemos dormido en los laureles por temor al qué dirán, por temor a no ser "progresistas". Es hora de redoblar los esfuerzos, es hora de trabajar con fortaleza y paciencia, en la erradicación de la mayor hipocresía de la Historia, ante la cual palidece el mal ejemplo farisaico; buscando por todos los medios, devolver a la tolerancia, tanto su verdadero significado, como su verdadero lugar en la escala de valores de la sociedad.
Por: Álvaro Fernández Texeira-Nunes | Fuente: Revista ARBIL