VÍDEO ANIMADO PARA NIÑOS DOMINGO 31º.ORDINARIO ."Zaqueo".Lc.19,1-10.Ciclo C



«Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».



Aquí tienes una canción infantil para cantarla con los niños en familia, colegio,catequesis etc..sobre Zaqueo.
Que la disfruten.


&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

ACERCA DE LA SEPULTURA DE DIFUNTOS Y CONSERVACIÓN DE LAS CENIZAS EN CASO DE CREMACIÓN

Instrucción Ad resurgendum cum Christo acerca de la sepultura de los difuntos
y la conservación de las cenizas en caso de cremación.



1. Para resucitar con Cristo, es necesario morir con Cristo, es necesario «dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor»(2 Co 5, 8). Con la Instrucción Piam et constantem del 5 de julio de 1963, el entonces Santo Oficio, estableció que «la Iglesia aconseja vivamente la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos», pero agregó que la cremación no es «contraria a ninguna verdad natural o sobrenatural» y que no se les negaran los sacramentos y los funerales a los que habían solicitado ser cremados, siempre que esta opción no obedezca a la «negación de los dogmas cristianos o por odio contra la religión católica y la Iglesia»[1]. Este cambio de la disciplina eclesiástica ha sido incorporado en el Código de Derecho Canónico (1983) y en el Código de Cánones de las Iglesias Orientales (1990).
Mientras tanto, la práctica de la cremación se ha difundido notablemente en muchos países, pero al mismo tiempo también se han propagado nuevas ideas en desacuerdo con la fe de la Iglesia. Después de haber debidamente escuchado a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el Consejo Pontificio para los Textos Legislativos y muchas Conferencias Episcopales y Sínodos de los Obispos de las Iglesias Orientales, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha considerado conveniente la publicación de una nueva Instrucción, con el fin de reafirmar las razones doctrinales y pastorales para la preferencia de la sepultura de los cuerpos y de emanar normas relativas a la conservación de las cenizas en el caso de la cremación.

2. La resurrección de Jesús es la verdad culminante de la fe cristiana, predicada como una parte esencial del Misterio pascual desde los orígenes del cristianismo: «Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce» (1 Co 15,3-5).
Por su muerte y resurrección, Cristo nos libera del pecado y nos da acceso a una nueva vida: «a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos… también nosotros vivamos una nueva vida» (Rm 6,4). Además, el Cristo resucitado es principio y fuente de nuestra resurrección futura: «Cristo resucitó de entre los muertos, como primicia de los que durmieron… del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo» (1 Co 15, 20-22).
Si es verdad que Cristo nos resucitará en el último día, también lo es, en cierto modo, que nosotros ya hemos resucitado con Cristo. En el Bautismo, de hecho, hemos sido sumergidos en la muerte y resurrección de Cristo y asimilados sacramentalmente a él: «Sepultados con él en el bautismo, con él habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que le resucitó de entre los muertos»(Col2, 12). Unidos a Cristo por el Bautismo, los creyentes participan ya realmente en la vida celestial de Cristo resucitado (cf. Ef 2, 6).
Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. La visión cristiana de la muerte se expresa de modo privilegiado en la liturgia de la Iglesia: «La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma: y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo»[2]. Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado, reuniéndolo con nuestra alma. También en nuestros días, la Iglesia está llamada a anunciar la fe en la resurrección: «La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella»[3].

3. Siguiendo la antiquísima tradición cristiana, la Iglesia recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados[4].
En la memoria de la muerte, sepultura y resurrección del Señor, misterio a la luz del cual se manifiesta el sentido cristiano de la muerte[5], la inhumación es en primer lugar la forma más adecuada para expresar la fe y la esperanza en la resurrección corporal[6].
La Iglesia, como madre acompaña al cristiano durante su peregrinación terrena, ofrece al Padre, en Cristo, el hijo de su gracia, y entregará sus restos mortales a la tierra con la esperanza de que resucitará en la gloria[7].
Enterrando los cuerpos de los fieles difuntos, la Iglesia confirma su fe en la resurrección de la carne[8], y pone de relieve la alta dignidad del cuerpo humano como parte integrante de la persona con la cual el cuerpo comparte la historia[9]. No puede permitir, por lo tanto, actitudes y rituales que impliquen conceptos erróneos de la muerte, considerada como anulación definitiva de la persona, o como momento de fusión con la Madre naturaleza o con el universo, o como una etapa en el proceso de re-encarnación, o como la liberación definitiva de la “prisión” del cuerpo.
Además, la sepultura en los cementerios u otros lugares sagrados responde adecuadamente a la compasión y el respeto debido a los cuerpos de los fieles difuntos, que mediante el Bautismo se han convertido en templo del Espíritu Santo y de los cuales, «como herramientas y vasos, se ha servido piadosamente el Espíritu para llevar a cabo muchas obras buenas»[10].
Tobías el justo es elogiado por los méritos adquiridos ante Dios por haber sepultado a los muertos[11], y la Iglesia considera la sepultura de los muertos como una obra de misericordia corporal[12].
Por último, la sepultura de los cuerpos de los fieles difuntos en los cementerios u otros lugares sagrados favorece el recuerdo y la oración por los difuntos por parte de los familiares y de toda la comunidad cristiana, y la veneración de los mártires y santos.
Mediante la sepultura de los cuerpos en los cementerios, en las iglesias o en las áreas a ellos dedicadas, la tradición cristiana ha custodiado la comunión entre los vivos y los muertos, y se ha opuesto a la tendencia a ocultar o privatizar el evento de la muerte y el significado que tiene para los cristianos.

4. Cuando razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación, ésta no debe ser contraria a la voluntad expresa o razonablemente presunta del fiel difunto, la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo[13].
La Iglesia sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos, porque con ella se demuestra un mayor aprecio por los difuntos; sin embargo, la cremación no está prohibida, «a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana»[14].
En ausencia de razones contrarias a la doctrina cristiana, la Iglesia, después de la celebración de las exequias, acompaña la cremación con especiales indicaciones litúrgicas y pastorales, teniendo un cuidado particular para evitar cualquier tipo de escándalo o indiferencia religiosa.

5. Si por razones legítimas se opta por la cremación del cadáver, las cenizas del difunto, por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente.
Desde el principio, los cristianos han deseado que sus difuntos fueran objeto de oraciones y recuerdo de parte de la comunidad cristiana. Sus tumbas se convirtieron en lugares de oración, recuerdo y reflexión. Los fieles difuntos son parte de la Iglesia, que cree en la comunión «de los que peregrinan en la tierra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia»[15].
La conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana. Así, además, se evita la posibilidad de olvido, falta de respeto y malos tratos, que pueden sobrevenir sobre todo una vez pasada la primera generación, así como prácticas inconvenientes o supersticiosas.

6. Por las razones mencionadas anteriormente, no está permitida la conservación de las cenizas en el hogar. Sólo en casos de graves y excepcionales circunstancias, dependiendo de las condiciones culturales de carácter local, el Ordinario, de acuerdo con la Conferencia Episcopal o con el Sínodo de los Obispos de las Iglesias Orientales, puede conceder el permiso para conservar las cenizas en el hogar. Las cenizas, sin embargo, no pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares y se les debe asegurar respeto y condiciones adecuadas de conservación.

7. Para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos, teniendo en cuenta que para estas formas de proceder no se pueden invocar razones higiénicas, sociales o económicas que pueden motivar la opción de la cremación.

8. En el caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se le han de negar las exequias, de acuerdo con la norma del derecho[16].
El Sumo Pontífice Francisco, en audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto el 18 de marzo de 2016, ha aprobado la presente Instrucción, decidida en la Sesión Ordinaria de esta Congregación el 2 de marzo de 2016, y ha ordenado su publicación.
Roma, de la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 15 de agosto de 2016, Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.
GerhardCard. MüllerPrefecto
+Luis F. Ladaria, S.I.Arzobispo titular de Thibica
Secretario

Fuente: Web Santa Sede.

DISPONIBLE EN LA WEB Y APP MÚSICA PARA AYUDARNOS A VIVIR ESTOS DÍAS DE DIFUNTOS Y TODOS LOS SANTOS.



Ya está disponible cantos y música para que nos ayuden a vivir estos días que se acercan del Día de todos los Santos y Día de todos los Difuntos.
Que lo vivamos como una verdadera fiesta y no como tristeza,ya que, nuestros familiares y amigos ahora están gozando de la presencia del Señor y desde allí están intercediendo ante Dios de todas nuestras peticiones y acciones aquí en la tierra.

Desde Medios de Comunicación Parroquia de Agüimes es nuestro deseo que estos cantos les ayuden a experimentar la presencia real de Dios con nosotros en los momentos felices y por supuestos en los más difíciles.


HOY 22 DE OCTUBRE DÍA DE SAN JUAN PABLO II, EL PAPA PEREGRINO.


Karol Józef Wojtyła, aclamado pontífice Juan Pablo II, conmovió al mundo durante casi tres décadas del siglo XX. Sus gestos de bondad, la capacidad para llegar al corazón de creyentes y no creyentes, sus dotes de comunicador, los incesantes viajes apostólicos en los que no cesó de transmitir el amor de Dios, como hizo con su ingente obra, sedujeron a millones de jóvenes y adultos. El dolor humano, con su carácter de esencial ofrenda a Cristo, ha tenido en él uno de sus insignes valedores. Al ver los estragos del sufrimiento en su persona, todo el planeta pudo constatar la grandeza del mismo cuando se asume como él lo hizo. Así coronó su vida de entrega entrado el siglo XXI, siendo faro para todos los que sufren
Nació en Wadowice, Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Fue el menor de tres hermanos, aunque Olga apenas sobrevivió. Perdió a su madre a los 9 años y poco después a Edmund, el primogénito, un médico que se contagió en el ejercicio de su profesión. Sus padres dejaron en Karol fuertemente arraigada la semilla de la fe católica. Brillante en sus estudios, con una mente privilegiada, cursó filosofía en la universidad Jagellónica de Cracovia. Al mismo tiempo se vinculó a un círculo teatral. En esa época obtuvo varios galardones como jugador de ajedrez. En 1939, durante la invasión nazi, fue peón en una cantera y obrero en una fábrica química. Era un líder nato, joven atractivo, de carismática personalidad y singular magnetismo para atraer a la gente. Gozaba del respeto y admiración de sus compañeros, católicos idealistas y entusiastas, que conformaron el grupo Unia y que defendían a los más débiles. En 1941, en plena ocupación alemana, falleció su padre, oficial del ejército polaco.
La Gestapo iba tras él, y se recluyó en una buhardilla. Un sastre le dio a conocer a san Juan de la Cruz y se entusiasmó. En esa época se sintió llamado al sacerdocio. Tuvo que formarse en el seminario clandestino de Cracovia hasta que el arzobispo, cardenal Stefan Sapieha, acogió al grupo de aspirantes en su palacio. Ordenado sacerdote en noviembre de 1946, él lo envió a Roma. Estudió en el Angellicum doctorándose en teología con una tesis sobre su estimado santo y reformador carmelita español. En Polonia fue vicario parroquial, capellán universitario y profesor de teología moral y de ética en el seminario y en las universidades Jagellónica y de Lublin; era afín al pensamiento de Scheler, sobre el que hizo su tesis. En 1958 Pío XII lo designó obispo auxiliar de Cracovia. En 1962 participó en el Concilio Vaticano II, donde sus intervenciones sobre el ateísmo y la libertad religiosa no pasaron desapercibidas. Pablo VI lo nombró cardenal en 1967. Al fallecer Juan Pablo I, tras su fugaz asunción de la Cátedra de Pedro, fue elegido para sucederle; tomó el nombre de este antecesor.
A partir de entonces, este polaco, primero en ostentar la altísima misión como Vicario de Cristo en la tierra, inició un pontificado excepcional. Enamorado de la Eucaristía y devoto de María, supo llegar al corazón de todos con independencia de razas, credos, edades, profesiones… Fue un atleta de Cristo, sacerdote y obispo ejemplar, un gran Pastor. También filósofo y teólogo destacado, defensor de la moral y de los derechos humanos, de la cultura de la vida, amante de la paz y de la justicia, papa de los jóvenes y de las familias, adalid de los derechos del no nacido, de los ancianos y de los enfermos. Apóstol de la reconciliación que supo aglutinar a credos diversos en Asís abriendo una vía ecuménica del diálogo interreligioso de un valor incalculable. El papa viajero que recorrió el mundo una y otra vez abrazando y bendiciendo a todos. En su pontificado se registró la caída de la cortina de hierro y el desmoronamiento del imperio soviético, lo que es atribuido por muchos estudiosos a la presencia de un papa del este europeo.
El gravísimo atentado sufrido en mayo de 1981, poco a poco fue minando su salud. Perdonó al agresor y siguió viviendo alumbrado por Cristo y por María, que lo rescató de una muerte prematura, pudiendo llevar a cabo de manera heroica su responsabilidad. Afrontó magistralmente numerosos problemas y dificultades que se le presentaron. Fue un hombre de oración que mostró siempre una imponente fortaleza ante las adversidades. Los últimos años de su vida no ocultó al mundo su deterioro físico; se mantuvo al frente de la Sede de Pedro dando ejemplo de su inalterable fidelidad a Cristo y a la Iglesia.
Catorce encíclicas, once constituciones apostólicas y 1060 audiencias públicas celebradas dan prueba del alcance de su entrega y ardor apostólico. En uno de sus mensajes recordó: «La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida. En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte». Él lo cumplió con creces. Si se pudiera hablar en términos numéricos sería uno de los pocos pontífices que ostentó uno de los records más altos. Y no solo por los casi veintisiete años de duración de su pontificado, el tercero más largo de la historia. También por la muchedumbre que le siguió en directo y en diferido multiplicando sus palabras y gestos gracias a los diversos medios de comunicación. Ellos mostraron el dolor que produjo su muerte acaecida el 2 de abril de 2005, y el impresionante gentío que se dio cita en su duelo.
Hay que dejar atrás los detractores que tuvo y sigue teniendo, que también han perseguido a otros integrantes de la vida santa, como se ha recordado aquí para otras biografías; ahí está la reciente de Teresa de Calcuta. Es inútil que traten de silenciar con absurdo griterío el eco de las obras de los grandes hijos de Dios. Él es su valedor; no se le puede acallar. Habla a través de los santos aunque pasen los siglos; lo vemos en esta sección de ZENIT todos los días. La realidad es que por sus muchas virtudes Juan Pablo II fue beatificado por Benedicto XVI el 1 de mayo de 2011. Francisco lo canonizó junto a Juan XXIII el 27 de abril de 2014, fiesta de la Divina Misericordia que este gran polaco instituyó.
Fuente: Zenit.

PRECIOSO VÍDEO DEL BEATO D.MANUEL GONZÁLEZ,FUNDADOR DE LAS MISIONERAS EUCARÍSTICAS,DOMINGO 16 DE OCTUBRE CANONIZADO POR EL PAPA FRANCISCO.


Beato Don Manuel González García.
El Obispo de los Sagrarios abandonados.


 BIOGRAFÍA:
Manuel González García nació en Sevilla, 25 de febrero de 1877 y murió en Madrid, 4 de enero de 1940, también conocido como Obispo del Sagrario abandonado o El Apóstol de los Sagrarios Abandonados, fue un sacerdote católico español, obispo de Málaga y de Palencia, y fundador de la Unión Eucarística Reparadora y de la congregación religiosa de Misioneras Eucarísticas de Nazaret, beatificado el 29 de abril de 2001, por el papa Juan Pablo II. En la legislatura de 1918-1919 fue senador designado por el arzobispado de Granada.

Nació en el seno de una familia humilde y religiosa, en la calle Vidrio número 22, de la parroquia de San Bartolomé. Sus padres eran originarios de Antequera (Málaga). Su padre, Martín González Lara, fue carpintero y su madre, Antonia García, se ocupaba de la familia y el hogar. Tuvo 4 hermanos.

Fue ordenado sacerdote por el Beato Cardenal Spínola, en 1901 en la Capilla del Palacio Episcopal. Celebró su primera misa el 29 de septiembre de 1901, en la iglesia de la Santísima Trinidad, consagrada a María Auxiliadora, a la que siempre se encomendó como mediadora.

Falleció en el Sanatorio del Rosario, en Madrid, el 4 de enero de 1940. Fue sepultado en la Catedral de Palencia en la capilla del Santísimo, bajo la inscripción sepulcral que él mismo dictó:

«Pido ser enterrado junto a un Sagrario,
para que mis huesos, después de muerto,
como mi lengua y mi pluma en vida,
estén siempre diciendo a los que pasen:
¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!».

Beatificación.
Se abrió la causa de beatificación, en Palencia, el 2 de mayo de 1952.
Declaración de sus virtudes, el 6 de abril de 1998, por el papa Juan Pablo II.
Aprobación del milagro atribuido a su intercesión, el 20 de diciembre de 1999, por el papa Juan Pablo II.

BREVE VÍDEO RESUMEN DE LAS FIESTAS DEL ROSARIO 2016



Vídeo Resumen de los acontecimientos festivos dedicados a nuestra Madre del Rosario ocurridos en nuestra Parroquia de San Sebastián estos pasados días, donde se pudo palpar el amor y cariño de los hijos de Agüimes en cada acto organizado.
Nuestra Madre del Rosario tiene que estar muy contenta de sus hijos.
                            ¡¡¡ Gracias !!!


La Virgen del Pilar, su historia.

Fue en Caesaraugusta, hoy conocida como Zaragoza, donde se erigió el primer templo mariano de la cristiandad, tras la aparición que la Virgen hizo al apóstol Santiago a orillas del Ebro.

Virgen del Pilar
Hoy 12 de octubre se celebra la festividad de Nuestra Señora del Pilar, primera aparición mariana de la historia cristiana, impulsora de la Evangelización de los pueblos hispanos, cuya unidad se recuerda este mismo día. 

La veneración a Nuestra Señora del Pilar y la Evangelización de España, son dos fenómenos fuertemente vinculados, pues fue en la ciudad celtíbera de Caesaraugusta, hoy conocida como Zaragoza, donde se erigió el primer templo mariano de la cristiandad, tras la aparición que la Virgen María hizo al apóstol Santiago a orillas del río Ebro.
La singularidad de esta aparición viene en que la Santísima Virgen seguía habitando Tierra Santa bajo la protección del apóstol San Juan, tras la muerte y resurrección de su Hijo, y en fechas anteriores a su Asunción al Cielo. Según la Magna Moralia de San Gregorio Magno, escrita en el siglo VI, y cuyas copias del siglo XIII se conservan en la actualidad, el conocimiento de la aparición de la Santísima Virgen al apóstol Santiago el Mayor y a sus ocho acompañantes, estaba ya muy difundido desde épocas muy antiguas por toda la cristiandad.
Según recoge San Gregorio, el apóstol Santiago fue a despedirse de la Madre de Dios, quien se encontraba bajo la protección de su hermano Juan, antes de partir a Evangelizar a los pueblos paganos celtíberos de la provincia romana de Hispania Tarraconensis. En esa ocasión, la Virgen María le prometió al apóstol que allí donde más gentes se convirtieran a la palabra del Señor, allí Ella se manifestaría.

Un templo en ese lugar

Santiago partió a lo que él habría conocido como Iberia, por su nomenclatura griega, y habiendo predicado en las tierras de los astures y los galaicos, recorrió las llanuras espartarias hasta llegar a la ciudad de Caesaraugusta, donde su predicación consiguió la conversión de muchos paganos a la Fe Verdadera. Encontrando una gran resistencia en la conversión de las almas para el Señor, el apóstol se entristeció por no haber convertido más que a un hombre en las tierras de los astures, y a ocho en Caesaraugusta. Sin dejarse vencer por la tentación de la desdicha, Santiago siguió predicando, buscando los momentos de oración en compañía de los ocho nuevos cristianos, quienes se retiraban por las noches a orillas del río Ebro a descansar y hablar acerca de Nuestro Señor.
Fue una noche de enero del año cuarenta, mientras que Santiago y sus discípulos se encontraban en oración, que escucharon el canto de los ángeles, que clamaban “¡Ave Maria Gratia Plena!“, y tras ellos venía la Madre de Dios, levantada sobre una columna de jaspe. La Virgen María se dirigió a los cristianos, pidiéndoles que le construyeran un templo en ese lugar, el cual prometió que se preservaría hasta el fin de los tiempos, sirviendo de fortaleza de la Evangelización para la conversión de las almas a la Salvación Eterna.
En ese momento, Santiago y los cristianos de Caesaraugusta, erigieron un pequeño templo de adobe dedicado a la Virgen, el cual sería motivo de numerosas peregrinaciones, y donde se reunirían para rezar, atrayendo a muchos a su causa. Más tarde, Santiago volvió a Jerusalén, esperando reencontrarse con la Santísima Virgen, glorificándose en el martirio hallado durante la persecución de Herodes Agripa. Más tarde, su cuerpo fue recuperado por sus discípulos hispanos, quienes lo enterraron en Iria Flavia.
Para los cristianos de Caesaraugusta, el pequeño santuario de la Virgen del Pilar, se fue convirtiendo en un importante centro de cristianización, consiguiendo ser sede de una diócesis en el siglo III, durante la persecución de Diocleciano. Desde el Pilar de Zaragoza, se salió a Evangelizar todas las provincias de Hispania, convirtiendo a pueblo y reyes por igual. La invasión visigoda trajo consigo la herejía del arrianismo, pero desde el Pilar se rogó por la conversión de los reyes visigodos al catolicismo, la cual se logró en la persona de Recaredo I en el siglo VI.

Bula Mirabilis Deus

Un nuevo templo visigótico fue el testigo de la invasión musulmana del siglo VIII, aunque la diplomacia consiguió su supervivencia, trasladando la sede catedralicia al santuario mariano, llamado entonces de Santa María la Mayor. La ciudad de Caesaragusta, llamada Saraqusta por los musulmanes, vivió grandes cambios durante la dominación islámica, siendo necesario el pago de tributos para poder profesar la religión católica, así como una dura persecución y prohibición de construir nuevas iglesias. Al Templo de Santa María la Mayor se trasladaron gran parte de las reliquias de las iglesias vecinas, siendo de especial relevancia el cadáver de San Vicente.
La reconquista de Zaragoza, encabezada por el vizconde Gastón IV de Bearne en 1118, le consiguió recibir de manos del rey de Aragón, Alfonso I “el Batallador”, el señorío de Zaragoza, y con ello el patronazgo del Templo del Santa María, que se encontraba en un estado ruinoso, según atestiguó el entonces obispo de Zaragoza, Pedro de Librana.
En 1296, el Papa Bonifacio VIII emitió la bula Mirabilis Deus, en la que exhortaba  a los fieles a colaborar con el proyecto de reconstrucción de la iglesia presentado por el obispo Hugo de Mataplana, quien había propuesto agrandarla y convertirla al estilo gótico. Aunque el obispo Mataplana falleció en Roma antes de ver promulgada la bula, fue uno de sus sucesores, el arzobispo Don Alfonso de Aragón, hijo del Rey Católico Don Fernando II de Aragón, quien consiguió finalmente la financiación y ejecución del proyecto.
En el siglo XVI, el Papa Clemente VII fusionó los cabildos del Pilar y de la Seo de Zaragoza para evitar problemas de jurisdicción, y el Templo de Santa María la Mayor fue transformado nuevamente al estilo gótico-mudéjar.
En 1642, dos años después del Milagro de Calanda, en el cual una pierna le fue restaurada a un cojo tras pedir la intercesión de la Virgen, el ayuntamiento de Zaragoza concede el patronazgo de la ciudad de la Virgen del Pilar. En 1678, el rey Carlos II de España declara a la Virgen del Pilar patrona del Reino de Aragón, por instancias del virrey Duque de Segorbe y Cardona, Don Pedro Antonio Folch de Cardona y Enríquez de Mendoza, más conocido como Pedro Antonio de Aragón.
En 1670, el hermano natural del rey Carlos II, Don Juan José de Austria, promovió la siguiente reforma del Templo de Santa María al estilo barroco, proyectándose por Francisco de Herrera “el Mozo”. La primera piedra fue colocada en 1681 por el arzobispo de Zaragoza, Diego de Castrillo, y la inauguración del nuevo templo se llevó acabo en 1718.
En 1751, el rey Fernando VI de España aprueba el proyecto del arquitecto Ventura Rodríguez para reedificar la capilla barroca de la Virgen del Pilar, dentro del Templo de Santa María. Las obras no fueron completadas hasta el año de 1872, debido a las múltiples guerras y conflictos ocurridos durante el siglo XIX.
Durante la invasión francesa, ocurriendo los famosos Sitios de Zaragoza, los defensores de las ciudad se refugiaron en el inacabado Templo de Santa María, donde fueron bombardeados por los franceses, causando grandes estragos en las inmediaciones del templo. Sin embargo, una bomba caída dentro de una de las capillas no explotó milagrosamente. Los sitios finalizaron, y con ello las obras del templo.
En 1872, al finalizar las obras, el Templo de Santa María fue consagrado como Basílica de Nuestra Señora del Pilar, dignificando así las gracias que la Santísima Virgen quiso derramar al apóstol Santiago y al pueblo evangelizado por el discípulo.
En el año 1905, un grupo encabezado por la reina Doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, consiguió el apoyo del Papa San Pío X para celebrar la coronación canónica de la Virgen del Pilar, llevada acabo el 20 de mayo de ese año. Un Real Decreto promulgado por Alfonso XIII el 8 de octubre de 1908, concedió la Virgen el título de Capitán General, colocándosele el fajín y manto al año siguiente.
El 3 de agosto de 1936, la Basílica de Nuestra Señora del Pilar fue bombardeada durante la Guerra Civil por el bando republicano. Ninguna de las tres bombas que cayeron sobre la basílica lograron explotar, corroborando la promesa de la Virgen de permanecer ahí hasta el fin de los tiempos.
La Virgen del Pilar, asume los patronazgos de la ciudad de Zaragoza, del Reino de Aragón, de la Hispanidad, de la Guardia Civil, entre muchos otros.
     ¡¡¡ FELICIDADES A TODAS LAS PILARES !!!

HOY CUMPLIMOS NUESTRO SEGUNDO AÑO EN ESTA PLATAFORMA DIGITAL DENOMINADA,"www.parroquiadeaguimes.es". GRACIAS.

HOY DÍA 6 DE OCTUBRE VÍSPERA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO,CUMPLIMOS DOS AÑOS DE ESTA NUEVA ANDADURA DE 
LA PARROQUIA DE AGÜIMES DE ESTAR EN LA PLATAFORMA DIGITAL.COMO,www.parroquiadeaguimes.es.
DAR LAS GRACIAS DE UNA FORMA U OTRA A TODOS AQUELLOS QUE COLABORAN EN ELLA Y POR SUPUESTO DE UNA FORMA ESPECIAL A NUESTRO PÁRROCO RVDO.D. MIGUEL  A. LANTIGUA BARRERA POR APOSTAR POR LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y LAS NUEVAS FORMAS DE EVANGELIZAR.
Y COMO NO A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE NOS VISITAN A DIARIO , YA VAMOS,POR CASI 163.000 VISITAS EN ESTOS DOS AÑOS...GRACIAS Y QUE NOS SIGAN CADA DÍA MÁS PERSONAS...
ESPERANDO QUE NUESTROS PARROQUIANOS SE SIENTAN ORGULLOSOS DE ESTA PLATAFORMA DIGITAL Y QUE RECEN PARA QUE SIGA ADELANTE POR MUCHOS AÑOS MÁS.
ESTADISTÍCAS:

España                          122992 visitas

Estados Unidos               9245  visitas

Francia                          8424   visitas

Ucrania                          3770   visitas

Emiratos Árabes Unidos   3014   visitas

Alemania                        2986   visitas

Rusia                              2725   visitas

México                            1275   visitas

Colombia                           775   visitas


Israel                                730   visitas