Testimonio de Nacho y Paula matrimonio que experimentó una complicada situación."Sí a la Vida ".



Testimonio de Nacho y Paula, matrimonio que experimentó una complicada situación donde se sintieron acompañados por su inquebrantable fe, por su familia y amigos.
Padres de cinco hijas. La tercera, Eugenia, nació con parálisis cerebral. Su nacimiento cambió sus vidas...y el de mucha gente.

¡¡¡ FELICITACIÓN DE SAN JOSÉ !!!



Queridos hombres y esposos del mundo:


Entre tantas felicitaciones como recibiréis en estos días, estoy seguro de que ninguno de vosotros espera un saludo mío.
En el fondo, os entiendo. Yo fui el gran mudo de la Navidad. Todos hablan de mí. Pero yo no hablaba nada. A mí sólo me correspondía ver, mirar, contemplar y luego dejar que mi corazón entendiese.
Es posible que muchos me sientan envidia. ¡Oh qué padre tan feliz! ¡Tener por hijo nada menos que al Hijo de Dios! Sí. Es una maravilla.
Pero todo eso es maravilloso en la fe.
Confieso que yo no entendía nada. Para mí todo era un misterio.
Esperaba el nacimiento del Hijo de Dios. Y veo a un niño como los demás.
Esperaba que Dios naciese radiante como nace brillante el sol cada mañana. Y el Niño no tenía brillo particular.
Olía como huelen los niños recién nacidos. Olía a vida recién estrenada.
Lloraba como lloran los niños cuando nacen.
Y con los ojitos cerrados como todo niño al nacer.
Y en mi corazón, tenía que decir: “y a pesar de todo es el Hijo de Dios”… “y es el Mesías esperado”…
Mi primera desilusión fue cuando, al llegar a Belén, todas las puertas se me cerraron.
Yo era consciente de que en cualquier instante María estaba para dar a luz. Ya no era el momento de andar pensando grandes cosas.
Y es terrible llamar a una puerta y que te den con ella en las narices como a gente indeseada. No estaba discutiendo el precio de una pequeña habitación, al contrario, sentía que en ese momento, los tres: María, el Niño y yo, éramos “parte de los excluidos, de las personas que no tienen cabida, con las que no se cuenta”.
Todos me pedían mis documentos. Y yo venía precisamente a buscarlos a Belén. Y como no los tenía, todos pensaban que pudiera ser gente de mal vivir.
¡Y yo, con el parto de María a las puertas! No se imaginan el sufrimiento de aquellas horas. A ella le decía cariñosamente: “espera, María, un momento más…” Y la pobrecita me miraba con unos ojitos tan maternales que me rompían el alma.
Cuando encontramos el establo, “una cueva sin puerta, un refugio de animales”, sentí que el alma me volvía al cuerpo. No era gran cosa para la maravilla que esperaba. Pero era todo lo que yo le podía ofrecer. Yo pensaba para mis adentros: “por esta puerta que ya ni es puerta entra en el mundo el amor y la liberación de Dios”.
Por un momento, aquello me pareció un palacio. Al menos, tenía un ambiente templado por la presencia del borrico y una vaca tumbados sobre la hierba seca.
Permitirme , por un momento, pensar en cuantos también hoy, como nosotros entonces, se sienten excluidos, de los que están de más, esos que vosotros hoy llamáis “parásitos de la sociedad” y que otros califican de “ilegales”. Yo también me sentí ilegal en Belén.
Mi cabeza pensaba en la cuna que le había hecho al Niño y que tuvimos que dejarla en Nazaret. Naturalmente era imposible traerla con nosotros. Yo había puesto todo mi cariño haciéndola. Y total, para nada. Se había quedado en el taller a la espera de nuestro regreso.
Tampoco os voy a decir que para mí fue aquello algo tremendo.
Mi alma estaba muy en calma.
Mi espíritu muy sereno.
Al fin y al cabo, me daba cuenta de que ésos eran los caminos de Dios.
Por eso, en medio de mi sufrimiento humano, interiormente viví la gran fiesta del amor de Dios a los hombres.
Y esto me gustaría que lo aprendieseis también vosotros los esposos. Es posible que, en el fondo de vuestro corazón, soñéis con grandes cosas. Y luego la vida os hace aterrizar. La vida no siempre responde a los gritos del corazón.
Lo importante, en estos casos, es no dejar que la realidad se imponga a nuestros sentimientos y a nuestras ilusiones.
Además, esos sufrimientos por amor y fruto del amor, son sufrimientos que sanan y curan mucho nuestros corazones. Nos limpian por dentro para que podamos ver mejor con nuestros ojos.
Habrá cosas en vuestras vidas no siempre fáciles de entender. Lo mismo me sucedía a mí. Pero no siempre lo importante es entender. Lo fundamental es saber aceptar los caminos de Dios.
Por eso, en estas Navidades, en las que todos vosotros me volveréis a poner serio, apoyado en mi bastón junto al pesebre, yo os quiero felicitar.
Os debo decir que yo no estaba tan serio como me pintáis. En mi corazón había una gran fiesta. Además, ¿cómo podía yo causarle preocupaciones a María? Ella necesitaba también de mi apoyo moral.
Y verme preocupado sería para ella una pena más. Yo no podía hacerlo.
Yo tenía que ser el hombre firme en la fe.
Firme en la aceptación de aquel Hijo que no me pertenecía pero que yo quise y amé como si fuese mío propio.
Yo, que algo me sé de Navidad y de familia, quiero felicitar a todos los hogares en estas Navidades.
Quiero felicitar a todas las mamás que saben lo que es dar a luz un hijo, incluso no siempre en las debidas condiciones.
Quiero felicitar a todos los papás para quienes un hijo más implica un esfuerzo más en la vida.
Que en estas Navidades 2016 seáis todos muy felices. Que si tenéis problemas no os dejéis aplastar por ellos. Y que todos viváis el gozo y la alegría del gran regalo de Dios en estos días: El regalo de su Hijo Jesús.
San José, un esposo que sabe mucho de Navidad.                        
Juan Jáuregui.Sacerdote 

Agradecimiento al CEIP.Roque Aguayro y Colegio Ntra.Sra. del Rosario de Agüimes su Solidaridad en estas navidades.

AGRADECIMIENTO A LA SOLIDARIDAD

      La Navidad no se entiende sin la solidaridad. El equipo de voluntarias Cáritas Parroquial y las personas  atendidas  propio agradecemos a la Comunidad Educativa, padres y alumnado del CEIP. ROQUE AGUAYRO y COLEGIO NTRA. SRA. DEL ROSARIO  la importante  aportación de alimentos que hemos recibido para Cáritas Parroquial en la Campaña de Navidad que han realizado.





     











Valoramos este gesto solidario por parte de estos Centros. Creemos que en estos momentos educar en la solidaridad es importante.
                
¡¡¡ Seamos solidarios siempre !!!


DEJEMOS LAS PRISAS: ES NAVIDAD



Eso que planteamos no es Navidad. La Navidad la entenderemos cuando seamos capaces de adentrarnos en el misterio de un Dios que se encarna por amor.
El problema ha surgido al pretender penetrar en el misterio que encierra la Navidad, al margen de la historia humana.
Todas nuestras experiencias vitales han de servirnos para iluminar nuestra realidad. Al contemplar la encarnación, debemos darnos cuenta de que no podemos separar de nuestra realidad ese mundo ansioso de Dios, ansioso de salvación; ese mundo, que daría cualquier cosa por salir de su superficialidad, de su desequilibrio, de sus prisas, de sus miedos…, pero que no encuentra el modo de hacerlo.
La Navidad nos muestra que nuestra salvación no consiste en comer, despilfarrar y derrochar por doquier. Tampoco en que se suprima el sufrimiento, ni los conflictos, ni las limitaciones…, sino en saber que somos portadores de algo grandioso y que, aunque lo llevemos, como dice san Pablo, en vasijas de barro, y un barro quebradizo y de baja calidad…, albergamos en nuestro interior lo más sublime: la palabra de Dios, la vida de Dios.
Nuestra salvación, por tanto, no consiste en que nada se hunda, sino en que yo siga en pie, porque me haya convencido de que es el mismo Jesús, nacido en la cueva de Belén, el que habita en mi ser.
Tampoco consiste nuestra salvación en que nuestra casa esté repleta de las últimas novedades, con la mesa al detalle, los candelabros de plata y la vajilla último modelo…, sino en que mis puertas estén abiertas de par en par para que pueda llenarse de la presencia liberadora de Dios.
Nuestra salvación consistirá en que dejemos que Jesús se encarne en nosotros y cada uno prolonguemos a los demás su encarnación, llenando de luz el entorno en que nos encontremos.
Para ello no tenemos nada más que acudir a la Madre.
Que sea ella misma la que nos muestre a su Hijo para poder adorarlo.
Da seguridad ver a los personajes que rodearon a María para que se realizase la obra de Dios. Eran, como Ella, gente sin relevancia: primero José, con el que se había desposado; unos pastores; gente anónima del pueblo… y, ahora nosotros, personas tan normales como ellos, pero abiertas, también como ellos, a la novedad de Dios.
Juan Jáuregui(Sacerdote) 

La Misa es larga, dices, y añado yo: porque tu amor es corto“.


¿Cuántas veces habremos oído la típica queja de que la Misa es aburrida, de que se hace larga? 
¿Cuántas veces habremos oído la típica queja de que la Misa es aburrida, de que se hace larga? ¿Cuántas veces los mismos sacerdotes se han empeñado en deformar la liturgia para intentar que la Misa sea más entretenida? Sin duda, sin malicia, claro está, pero a veces dejando casi irreconocible el Santo Sacrificio del altar.
Sin embargo, hay que partir de un punto vital: el núcleo de la Misa, a quien va dirigida, es Dios. No es el sacerdote ni es el feligrés. No vamos a Misa para pasar el rato, ni para divertirnos, ni deberíamos ir tan sólo a cumplir un precepto. Deberíamos ir a Misa por amor. Amor a Cristo, que renueva su sacrificio en la cruz delante de nosotros.
Seguro que a algún sujeto presente en el Gólgota también le pareció aburrida la crucifixión de Cristo. A algún centurión, cansado de ver siempre lo mismo, que no sabía lo que tenía delante y pensaba que era tan sólo una muerte más.
También había quienes iban buscando un entretenimiento. Las ejecuciones siempre han atraído mucho público, no es algo de ahora.
Pero también estaban santa María y san Juan. En una actitud completamente distinta. Dudo que les pareciera un aburrimiento ni un momento para pasar el rato. No veo a Juan diciendo: “Señor, date prisa, que me aburro”. Sin embargo, esto mismo lo vemos a diario en Misa en cuanto se alarga mínimamente.
Quizá la pregunta que debemos hacernos es con cuál de esas actitudes vamos a Misa. Si no es la tercera, la de un encuentro con el Señor que nos sobrepasa por completo, sabedores del inmenso sacrificio que vamos a contemplar, de que vamos a vivir una experiencia misteriosa y sagrada en comunión con toda la Iglesia, incluyendo la triunfante y la purgante, es que algo falla. Y no en la Misa, sino en nosotros.
De la misma manera para el sacerdote: si tu actitud no es de pequeñez ante la inmensidad y la belleza de la liturgia, de humildad y pobreza ante la consagración, en la que el mismo Dios se pone en tus manos, de servicio a Dios y a la Iglesia antes que a tus gustos y preferencias, algo falla. En ti.
Por: Jorge Sáez Criado | Fuente: catolicosconaccion.com 

PROGRAMA DE NAVIDAD 2016 PARROQUIA DE AGÜIMES

La parroquia de Agüimes te invita a que vivas la Navidad desde la fe en Cristo que viene, por eso ha preparado un programa de actos para que vivas la Navidad este año dedicando tiempo a Dios.
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¿ Dónde celebramos el Adviento y la Navidad ? ¿En la Iglesia o en la Plaza del pueblo?


¿ Dónde celebramos el Adviento y la Navidad ? 

¿En la Iglesia o en la Plaza del pueblo?


                   Hola amigos y amigas de www.parroquiadeaguimes.es:
                      
                      Llegó el Adviento y con ello la preparación a la Navidad, es decir, la llegada del Salvador, el Hijo de Dios.
En esta sociedad tan materialista  y tan apartada de Dios, ya vemos como la navidad está instaurada en todos los lugares, centro comerciales, avenidas, calles etc…pero todos con un mensaje claro materialista del tiempo que está por llegar.
       
 Este que les escribe no está en contra que se regale en navidad pero si lo debemos hacer con cabeza y con un sentido de la responsabilidad con nosotros primero y luego con los demás.
No por regalar más somos más felices o las personas que lo reciben son más felices.
La felicidad se consigue con un gesto de amor, de oír a la otra persona, de acompañar,esto si sería un buen regalo de Navidad porque con ello estamos haciendo que nazca Jesús en cada hogar.
                       Debemos educar a nuestros hijos que la Navidad es más que regalos y por supuesto vivirla en nuestro hogar con verdadero sentido cristiano.
Por eso el título de este artículo lo denomine ¿dónde debemos celebrar el Adviento y la Navidad, en la Iglesia o en la plaza del pueblo?  .
Tengo claro que en los dos lugares, pero siempre siendo coherente con mis creencias, sería bueno que nosotros los cristianos en la plaza del pueblo, en las asociaciones, en las murgas, grupos folklóricos, etc… demos testimonio de Jesús que nace en nuestro corazón y no solamente acordarnos de Él porque preparo un villancico, preparo una obra de teatro, acudo a un encuentro de villancicos etc…
                    Tenemos que tener claro, Jesús viene a salvarnos y a darnos su amor infinito.
Existe un personaje muy importante  en el Adviento y la Navidad y es María., la Virgen nuestra Madre, aquella que dijo Sí al plan de Dios con nosotros.
María nos enseña a esperar al Salvador porque nadie como Ella sabe lo que es esperar.
Acudamos a ella y pidámosle que nos enseñe a vivir la Navidad de forma verdadera,  los momentos de reuniones familiares, con compañeros de trabajo sean verdaderos encuentros de fraternidad y acogida con el único fin que dejemos a Dios nazca en nuestro interior.
                     Es verdad ,la sociedad que nos ha tocado vivir con las cosas relacionadas con Dios apesta, pero les digo una cosa, Dios siempre estará con nosotros y nunca nos olvida, por más se empeñen algunos de borrar su presencia.
                     Hagamos que esta navidad sea diferente, cuando oigamos villancicos no nos venga a la cabeza la palabra tristeza  y así justificar que la Navidad no nos gusta porque nos acordamos de nuestros seres queridos que ya no están con nosotros y me siento muy deprimido.
Si esa es nuestra respuesta estamos mal encaminados y no hemos entendido nada porque somos esclavos del consumismo que otros quieren, para borrar a Dios de nuestras vidas, por ello te invito a vivir el Adviento y la Navidad de forma sincera y en actitud de acogida.
Jesús viene para quedarse siempre con nosotros, este tiempo no es solamente para que se preparen solamente los curas, religiosas sino para el cristiano de a pie, el que tiene una familia, un trabajo, un círculo de amigos etc…
                   Por eso tenemos que celebrar el Adviento y la Navidad en los dos lugares en la Iglesia y en la plaza del pueblo…dar testimonio de Jesús a los cuatro vientos.
                
  Y por último hagamos caso a nuestro Santo Padre el Papa Francisco, quiere unos cristianos fuera de su zona de confort, en la calle, en los movimientos culturales dando testimonio de Jesús con sus actos y ejemplos de vida. ¿Te apuntas?

¿Dónde lo vas a celebrar tú? ¿La Iglesia o la Plaza del pueblo?

Un abrazo y un saludo a todos los seguidores de los medios de comunicación  de Parroquia de Agüimes y darles las gracias por su fidelidad con este medio.
Carmelo Guerra Sánchez.