FELIZ AÑO NUEVO 2015.


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Oración para concluir el año:

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado
y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año,
el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que lo largo de estos meses amén,
las amistades nuevas y los afectos más sinceros,
los más cercanos a mí y los que están más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida, el trabajo,
el dolor y la alegría.

Pero también, Señor, hoy quiero pedirte perdón,
por el tiempo perdido, por el dinero mal empleado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Quiero pedirte perdón por las obras vacías
y por el trabajo mal realizado,
y perdón por vivir sin entusiasmo y frivolidad.

En los próximos días iniciaremos
un nuevo año.
Y detengo mi vida ante el nuevo calendario
aún sin estrenar
y te presento estos días que sólo Tú sabes si llegaré a vivirlos…

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu sea lleno de toda bendición
y que las emane a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos viven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en vida un poquito de tu dulce presencia…
desde ahora y para siempre.

Danos un año feliz y enséñanos a ser mejores Cristianos
cada día, hasta encontrarlos
en tu presencia.Amén.  

ADIÓS A LA NOCHE VIEJA...


¿Qué me traerá el año que comienza? ¡Lo que Tú quieras, Señor! 







Balance de fin de año
En fin de año se reunen las familias cristianas, para despedir juntos el año que termina y recibir el que empieza.
Es una oportunidad para hacer un balance de nuestra vida y reflexionar en lo que hemos hecho y lo que dejamos de hacer.

Debemos ir a la Iglesia a dar gracias a Dios por el año que termina y pedir ayuda para el año que comienza.

En familia, se puede hablar acerca de cómo ha sido el año para cada uno y los propósitos que se tienen para el próximo.

Algunas pautas para reflexionar :
 
  • -¿Qué cosas buenas he hecho este año para mí?

  • -¿Qué obras buenas he hecho por los demás?

  • -¿Con qué no cumplí de la mejor manera?

  • -¿ En qué puedo mejorar mi vida?

  • -¿Cuánto aumentó mi amor a Dios y a la Iglesia?

  • -¿Cómo he cumplido con mi vocación (como hijo de familia, como padre de familia, como esposo, como cristiano?

  • -¿Qué propósitos tengo para el siguiente año?


  • Sugerencias para despedir la Noche Vieja:
Cada miembro de la familia escribe en un papel la actitud que va a tratar de mejorar el próximo año, después queman todos los papeles juntos, en una fogata.
También, pueden decir en voz alta a lo que se comprometen, como miembro de la Iglesia, para hacer que Cristo esté cada día más presente en la comunidad.

Para leer en familia

a) Al despedir el Año Viejo.

Hoy terminas de escribir un capítulo más de la historia de tu vida.
Cuando naciste, este libro era todo tuyo. Te lo puso Dios en tus manos. Podías escribir en él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una aventura, una blasfemia, o una oración. Podías… ahora ya no puedes, ya no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios.
Te lo va a leer Dios, en el día mismo en que te mueras, con todos sus detalles. Ya no puedes corregirlo, ha pasado al dominio de la eternidad.
Piensa unos momentos en esta Noche Vieja. Toma tu libro y hojéalo despacio. Deja pasar sus páginas entre tus manos y entre tu conciencia. ¡Ten el gusto de leerlo a ti mismo!
Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo, no te olvides de que uno de tus mejores maestros, si tienes la conciencia bien formada, eres tú mismo.
Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. ¡No!... ¡no intentes arrancarlas!, es inútil. Ten valor para leerlas. Son Tuyas.
No puedes arrancarlas… pero puedes anularlas cuando escribas las páginas siguientes. Si lo haces así, seguramente Dios las pasará de corrido cuando lea tu libro en tu último día.
Lee tu libro esta Noche Vieja. Hay en él trozos enteros de ti mismo.
Es un drama apasionante en el cual, el primer personaje eres tú: Tú en escena con Dios, con los hombres, con la vida. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libertad sobre la superficie inmensa y movediza del mundo.
Es un libro misterioso que en su mayor parte, la más interesante, no puede leerlo nadie más que tú y Dios.
Esta noche, cuando hayas terminado de leerlo… si te dan ganas de besarlo, bésalo. Si te dan ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro viejo, pero sobre todo… reza sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios sólo dos palabras: “gracias” y “perdón”.
Después, dáselo a Cristo, no importa… así como esté, aunque tenga páginas negras… nunca olvides que Cristo sabe perdonar.
Esta noche, Dios te entregará un libro nuevo. Es todo tuyo. Puedes escribir en él lo que quieras. Escribe el nombre de Jesús en la primera página. Después pídele que no te deje escribir a ti solo. Pídele que te lleve siempre de la mano y del corazón.
Fuente:Catholic.net

¿POR QUÉ IR A MISA?

¿POR QUÉ IR A MISA?
Una persona que siempre iba a Misa, escribió una carta al editor de un periódico quejándose de que no tenía ningún sentido ir a Misa todos los domingos. "He ido a la Iglesia durante 30 años, escribía. En ese tiempo he escuchado algo así como unos 3,000 sermones. Pero juro por mi vida, que no puedo recordar uno solo de ellos. Por eso pienso que estoy perdiendo mi tiempo y los padres están perdiendo su tiempo dando sermones. "
Para el deleite del editor, esto empezó una verdadera controversia en la columna de "Cartas al Editor". Esto continuó durante semanas hasta que alguien escribió esta nota:

"He estado casado por 30 años. Durante ese tiempo mi esposa me ha cocinado unas 32,000 comidas. Pero juro por mi vida, que no puedo recordar el menú entero de todas esas comidas. Pero sé una cosa: Esas comidas me nutrieron y me dieron la fuerza necesaria para hacer mi trabajo. Si mi esposa no me hubiera dado todas esas comidas, estaría físicamente muerto hoy. Igualmente, si no hubiera ido a la iglesia para nutrirme, ¡estaría espiritualmente muerto hoy!  Cuando tú no estás en nada.... ¡Dios si está en algo!  La fe ve lo invisible, cree lo increíble y recibe lo imposible! Da gracias a Dios por nuestra nutrición física y simplemente di:
Jesús, ¿podrías atender la puerta por favor?.
Creo en Dios como un ciego cree en el sol, no porque lo ve, sino porque lo siente."

Fuente: Web Católico de Javier.


 

QUIERO BRINDAR POR MI GENTE SENCILLA ,POR LA FAMILIA

QUIERO BRINDAR POR MI GENTE SENCILLA ,POR LA FAMILIA....(por el día de la sagrada familia del domingo 28-12-14, en definitiva el día de nuestras familias).


La partícula de Dios

La partícula de Dios
El bosón de Higgs

La comprobación de la existencia de esta partícula señala como la ciencia y la fe, no están en contraposición, sino que se complementan


Un amigo periodista, sabiendo que además de sacerdote, soy químico de profesión, me entrevistó en radio y me preguntó que si la expresión "partícula de Dios" , referida a una partícula sub atómica, más adecuadamente llamada "bosón de Higgs", no era un intento de negar la existencia de Dios y le comenté que no era así, pues incluso, quien acuñó el término de "partícula de Dios", para una novela de divulgación científica, el Premio Nobel de Física (1988), Leon Lederman, había señalado que demostrar la existencia del "bosón de Higgs" ayudaría a comprender mejor "cómo Dios hizo el universo".

La intención de los científicos europeos que dieron a conocer en Ginebra que habían comprobado la existencia de "la partícula de Dios", contando con la presencia del Doctor George Higgs, quien en los años sesenta propuso la existencia del "bosón", no es negar la existencia de Dios o distorsionar la imagen que de Él tenemos los creyentes.

Ciertamente la utilización del término "partícula de Dios", con el que también es conocido el "bosón de Higgs", a más de alguno le podría hacer pensar que Dios es materia y tiene partículas y por lo mismo es "medible" y "manipulable"; a otros les podría hacer suponer una especie de un "panteísmo", donde el conjunto del todo "hace a Dios" e incluso algunos podrían llegar a afirmar que "Dios no existe".

Contrario a esas posturas, la comprobación de la existencia de esta partícula señala como la ciencia y la fe, no están en contraposición, sino que se complementan, pues tienen como objeto común la verdad, a la cual se acercan de diversos modos. La ciencia a través de las causas segundas y la religión a través de la causa primera que es Dios. La ciencia pretende saber "el cómo", la religión nos dice "Quien".

Dios es el creador de todo cuanto existe, visible e invisible y se distingue de su creatura. Es Espíritu y por lo mismo es inmensurable, es decir no medible. Sin embargo esto no significa que no podamos reconocer su existencia a través de la razón y de la ciencia, las cuales nos proporcionan algunos datos sobre Dios. Él mismo, se autorevela veladamente en el Antiguo Testamento y plenamente lo hace en la persona de Cristo. Como un acto libérrimo de amor, se limita y toma nuestra condición humana, sin dejar de ser Dios, para redimirnos, para que lo conozcamos mejor, experimentemos su amor y sepamos que estamos llamados a la Vida Eterna; datos que conocemos porque el mismo Dios nos lo reveló por su amado Hijo, Jesucristo.
Por: Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz | Fuente: es.gaudiumpress.org(extracto)

La familia cristiana, signo y profecía

La familia cristiana, signo y profecía
• En una sociedad que supervalora la capacidad adquisitiva, el lucro y el consumo,
el tener y el derrochar, los cristianos en familia tienen que preguntarse si
su fe les ha ido enseñando el gozo de compartir con los necesitados y de valorar
el ser sobre el tener.
• En una sociedad que glorifica la agresividad en la política y en los negocios y
que parece convencida de que el que pega primero pega mejor, los cristianos
en familia deben saber buscar caminos de aproximación a los agredidos y de
educación para la no-violencia activa y comprometida.
• En una sociedad que trabaja para holgar y que busca la diversión por sí misma,
que hace del placer el máximo valor y del dolor una maldición, los cristianos en
familia tienen que ir adquiriendo la sabiduría del estar disponibles para enjugar
lágrimas ajenas y en ellas percibir las lecciones de los crucificados de cada día.
• En una sociedad que institucionaliza la mentira y el fingimiento, que oculta
sus intenciones y diviniza la propaganda, los cristianos en familia deben experimentar
que la verdad hace hombres y mujeres libres.
• En una sociedad que convierte la guerra en el máximo negocio y la discordia
en el único modo de autoafirmación, los cristianos en familia han de saber
hacer de la familia un espacio para la reconciliación y una escuela donde se
formen promotores de la concordia y luchadores por la paz.
• En una sociedad que condecora a los arribistas y convierte la tolerancia en
ventajismo mientras vende los ideales y las promesas al mejor postor, los
cristianos en familia sabrán ir creciendo en fidelidad al compromiso y educar
hombres tenaces e invencibles, firmes hasta la persecución.

Fuente: ¿Qué has hecho con tu hermano?

Una familia feliz porque ahí estaba Dios.

Una familia feliz porque ahí estaba Dios.
Una familia muy pobre, tenía lo elemental para vivir. Sin embargo, ha sido la familia más feliz.




Hoy se celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Una familia formada por José, María y el Niño Jesús. Era una familia muy pobre, tenía lo elemental para vivir. Sin embargo, ha sido la familia más feliz.

Feliz porque ahí estaba Dios. Una familia feliz porque ahí se rezaba todos los días. Feliz porque ahí se trabajaba con paz y con amor. Allí se amaba la vida, allí se amaban entre ellos con un grandísimo corazón.

¡Cuánto necesitamos nosotros que esa Sagrada Familia nos ayude a recuperar muchos valores familiares que se ha llevado el viento!

¡Oh Familia de Nazareth, qué pocos elementos te bastaron para ser una familia feliz y hermosa! ¡Cómo necesitamos que vuelvas a injertar en nuestros hogares, en nuestros corazones, esa maravillosa gama de virtudes que tiene la familia!

Todos los que quieran saber cuál es la familia más maravillosa deben visitar Nazareth, y preguntar a José a Jesús y a María cómo se puede ser feliz en familia.
Por: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Juan apóstol, amigo de Cristo

Juan apóstol, amigo de Cristo
Dios y Personajes Biblia

Juan se caracterizó por su gran amor a Cristo. Y es lo que yo necesito, amar a Dios, sentirlo cercano, necesario.


Juan era hijo de Zebedeo, pescador de Betsaida y de Salomé, una de las mujeres que estuvieron al servicio de Jesús. Era hermano de Santiago, a quienes se les designaba con el título de "hijos del trueno". Fue discípulo de Juan el Bautista de donde pasó a ser seguidor de Cristo, convirtiéndose en uno de sus apóstoles preferidos, el “discípulo amado".
Parece ser que Juan vivió después de todo esto en Antioquía y en Efeso. Además de escribir el Evangelio, Juan escribió el Apocalipsis y tres cartas. Finalmente recordamos que fue el acompañante de María .

Entre todos los aspectos que podríamos señalar en S. Juan, vamos a quedarnos en esta meditación con esa realidad que le caracteriza tanto: su amor a Cristo.

En la vida de todo hombre están en disputa siempre una serie de valores que compiten entre sí por su primacía. Muchas veces en la esfera de la mente y de la razón se hace evidente para un cristiano que Dios es lo primero. Pero posteriormente en la esfera de lo existencial, de lo vital, del día a día, Dios se oscurece en la conciencia para dar paso a otras realidades que copan plenamente la energía, la atención, el pensamiento, la preocupación, hasta el punto de que se convierten así en las verdaderas razones de nuestro existir.

Es ésta una lucha constante y normal en nuestro interior. La realidad de Dios se ve frecuentemente vapuleada por otras realidades que la desplazan. Se termina teniendo tiempo para casi todo, pero no para Dios. Hay frases muy usadas y muy conocidas como "no tengo tiempo para el espíritu", "me es imposible ir a misa", "no encuentro tiempo para confesarme", "ya quisiera tener un minuto para poder leer el Evangelio o algún libro formativo". En el fondo de todo ello está la derrota del espíritu frente a la fuerza y empuje de lo material, de lo inmanente, de lo pasajero. A veces queremos reaccionar frente a esta situación, pero enseguida el tráfago de la vida y las ocupaciones nos apartan de nuestros propósitos.

Como consecuencia de todo ello, sentimos que el espíritu empieza a perder entusiasmo por Dios y nos encontramos cada vez más con un vacío que nos angustia y llena de culpabilidad. Es como si mascáramos el fracaso de una vida que, a medida que avanza, se siente más vacía. Y es que no podemos apagar la sed del espíritu, es que no podemos negar al corazón lo que el corazón necesita de veras, porque tras el olvido de Dios llega a continuación el poner en un lugar también secundario la familia, la esposa, los hijos, la honradez, la verdad. El fracaso del espíritu siempre arrastra tras sí a todo el hombre.

Todo ello hace comprender por qué Dios quiere ser Dios en nuestra vida o por qué el hombre no puede concebir una vida sin Dios. La medida de nuestra dicha, de nuestro gozo, de nuestra paz no puede ser otro que Dios. "Nos hiciste, Señor, para ti". Son palabras que han tenido, tienen y seguirán teniendo una fuerza y una verdad incontestables. Por más que los hombres se empeñen en llenar el vacío de Dios con otras realidades, nunca lo lograrán. Ahí está el porqué Dios es el Señor de nuestras vidas. Sería un suicidio querer plantear una vida y un futuro lejos de Él.

Pero no basta que Dios sea Dios en nuestra vida. Desde su realidad de Dios, Dios debe ser vivido como Padre, Amigo, Compañero, Confidente. Un Dios en quien se crea, pero que no afecte cordialmente a mi vida, con quien yo no tenga una relación personal e íntima, que yo no sienta a mi lado, nunca terminaría convirtiéndose en mi vida en lo primero. Puedo creer en Dios, puedo respetar a Dios, puedo temer a Dios, pero esto necesariamente no es amor. Y realmente lo que necesito es amar a Dios, es decir, sentirlo como persona, sentirlo cercano, sentirlo necesario.
Por: P. Juan J. Ferrán | Fuente: Catholic.net

Fiesta de san Esteban, el primer mártir de la Iglesia

Fiesta de san Esteban, el primer mártir de la Iglesia

Celebramos hoy la "navidad" de Esteban, que en profundidad se desprende de la Navidad de Cristo.




Durante la octava de Navidad, en la alegría de la Navidad se inserta la fiesta de san Esteban, el primer martir de la Iglesia. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos lo presenta como "un hombre lleno de fe y de Espíritu Santo", elegido con otros seis para dar servicio a las viudas y a los pobres en la primera comunidad de Jerusalén. Y nos cuenta su martirio, cuando después de un fogoso discurso que suscitó la ira de los miembros del Sanedrín, fue arrastrado afuera de las murallas de la ciudad y lapidado.

Esteban murió como Jesús, pidiendo perdón por sus asesinos. En el clima de la alegría navideña, esta conmemoración podría parecer fuera de contexto. De hecho la Navidad es la fiesta de la vida y nos infunde sentimientos de serenidad y de paz. ¿Por qué entonces turbar su encanto con el recuerdo de una violencia tan atroz? En realidad en la óptica de la fe, la fiesta de san Esteban está en plena sintonía con el significado profundo de la Navidad.

En el martirio, de hecho, el amor derrota a la violencia, la vida a la muerte. La Iglesia ve en el sacrificio de los martires su "nacimiento al cielo". Celebramos por lo tanto hoy la "navidad" de Esteban, que en profundidad se desprende de la Navidad de Cristo. ¡Jesús transforma la muerte de quienes lo aman en aurora de vida nueva!

En el martirio de Esteban se reproduce la misma lucha entre el bien y el mal, entre el odio y el perdón, entre la mansedumbre y la violencia, que tuvo su culminación en la cruz de Cristo. La memoria del primer mártir acaba así con una falsa imagen de la Navidad: ¡una imagen de fábula y duzurosa, que en el evangelio no existe!

La liturgia nos trae el sentido auténtico de la Encarnación, relacionando Belén al Calvario y recordándonos que la salvación divina implica que la lucha al pecado, pasa por la puerta estrecha de la cruz.

Este es el camino que Jesús ha indicado claramente a sus discípulos: "Serán todos odiados a causa de mi nombre. Pero quién habrá perseverado hasta el final será salvado".

Por eso hoy rezamos de manera particular por los cristianos que sufren discriminación a causa del testimonio que dan de Cristo y del evangelio. Estamos cerca de estos hermanos y hermanas que como san Esteban, son acusados injustamente y objeto de violencias de varios tipos.

Estoy seguro que, lamentablemente, son más numerosos hoy que en los primeros tiempos de la Iglesia y que son tantos. Esto sucede especialmente en los lugares en donde la libertad religiosa no está todavía garantizada o no está plenamente realizada. Sucede también en países y ambientes que en sus papeles tutelan la libertad y los derechos humanos, pero donde de hecho los creyentes, especialmente los cristianos, encuentran limitaciones y discriminaciones.

A un cristiano esto no lo maravilla, porque Jesús lo ha anunciado como ocasión propicia para dar testimonio. Entretanto en el plano civil, la injusticia va denunciada y eliminada. Que María Reina de los Mártires nos ayude a vivir este tiempo de Navidad con aquel ardor de fe y de amor que refulge en san Esteban y en todos los mártires de la Iglesia.
Por: SS Francisco | Fuente: Catholic.net

FELICITACIÓN PARROQUIAL.

LA COMUNIDAD PARROQUIAL JUNTO AL EQUIPO
DE COMUNICACIÓN TE DESEA UNA FELIZ NAVIDAD,
DESEANDO QUE EL NIÑO DIOS ESTE PRESENTE
SIEMPRE EN TU VIDA.

FELICITACIÓN DE SU SANTIDAD EL PAPA.

"La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oir la voz del Amor."




Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma. El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir. Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad.
Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor. La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor. Eres también los reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien. La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y reestableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti. Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.

Navidad... una vez más Señor

Navidad... una vez más Señor
La Navidad no es solo para una noche y de esta noche un ratito y tal vez mañana otro poquito. Es mucho más...es todos los días.


Una vez más hemos limpiado la casa. Hemos pulido los metales, hemos abrillantado las maderas.

Una vez más hemos sacudido el polvo, hemos encendido las luces...

Una vez más hemos hecho estrellas de papel plateado, hemos colgado guirnaldas, una vez más está engalanado el árbol de Navidad, una vez más, Señor, tienen nuestra casa ambiente de fiesta navideña.

Una vez más hemos andado con el vértigo del tráfico, de acá para allá buscando regalos y una vez más, Señor, hemos dispuesto la mesa y preparado la cena con esmero... una vez más, Señor...

una vez más todo esto pasará y será como fuego de artificio que se pierde en la noche de nuestras vidas, si todo esto ha sido meramente exterior. Si no hemos encendido la luz de Tu amor en nuestro corazón. Si nuestra voluntad no se inclina ante ti y te adora incondicionalmente.

Tu no quieres tibios , ya lo dijiste cuando siendo hombre habitabas entre nosotros, no quieres "medias tintas", a ratos si y a ratos no. Trajiste la paz pero también la guerra. La guerra dentro de nosotros mismos para vencer nuestro egoísmo, nuestra soberbia, nuestra envidia, nuestra gran pereza para la entrega total.

La Navidad no es solo para esta noche y de esta noche un ratito y tal vez mañana otro poquito. Es mucho más que eso, es todos los días, todos los meses y todos los segundos del año en que tenemos que vivir la autenticidad de nuestro Credo.

Ser auténticos con nuestra Fe no solo es: no robar, no matar, no hacer mal a nadie. Busquemos en nuestro interior y veamos esos pecados de omisión: el no hacer el bien, el no preocuparnos de los que están a nuestro lado, del hermano que nos tiende la mano y hacemos como que no lo vemos, como que no lo oímos... Veamos si en nuestra vida hay desprendimiento y generosidad o vivimos solo para atesorar y cuando nos parece que tenemos las manos llenas, las tenemos vacías ante los ojos de Dios.

Que esta Noche sea Nochebuena de verdad en nuestro corazón. Vamos a limpiar y quitar el polvo del olvido para las buenas obras. Vamos a colgar para siempre la estrella de la humildad donde antes había soberbia, vamos a poner una guirnalda de caridad donde antes había desamor.

Vamos a cambiar nuestra vida interior fría y apática, por una valiente y plena de autenticidad. Vamos a darte, Señor, lo que viniste a buscar en los hombres una noche como esta hace ya muchos años: limpieza de corazón y buena voluntad.

Empezamos esta pequeña reflexión con: Una vez más Señor... pues bien, ya no será una vez más, será: Siempre más, Señor. 

Y como es una Noche muy especial, en nuestra primera oración, en nuestra primera conversación contigo te pedimos:

POR LOS ENFERMOS, POR LOS QUE NADA TIENEN Y NADA ESPERAN, POR LA PAZ EN EL MUNDO, POR LOS QUE TIENEN HAMBRE, POR LOS QUE TIENEN EL VACÍO DE NO SER QUERIDOS, POR LOS QUE YA NO ESTÁN A NUESTRO LADO, POR LOS NIÑOS Y LOS JÓVENES, POR LOS MATRIMONIOS, POR EL PAPA FRANCISCO, POR EL PAPA EMERITO BENEDICTO XVI, POR LA IGLESIA, POR LOS SACERDOTES.
A TODOS DANOS TU BENDICIÓN , Y UNA FELIZ NAVIDAD.
Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net

La debilidad de Dios

La debilidad de Dios





En Belén Jesús nos ofrece una nueva forma de mirar la debilidad, porque la debilidad
de Dios es expresión de su gratuidad:
En la contemplación de Jesús en el misterio de la Navidad se nos enseña a contemplar
la debilidad humana como una forma de presencia de Dios. Dios está entre nosotros como debilidad en los débiles, en los excluidos, en los pobres, en las carencias
de todo tipo, en cada limitación nuestra.
En segundo lugar, Dios está en la debilidad, llevada hasta sus últimas consecuencias
en la cruz de Jesús, para llevarla a la plenitud de la vida resucitada.
En tercer lugar, tenemos que aprender a mirar la debilidad humana de cualquier
signo que sea (económico, psicológico, moral...), como llamada a la contemplación,
como palabra de Dios que nos convoca para la comunión y el compromiso
con Él.
Por eso mismo, salir, bajar al encuentro de la carencia humana, es una forma de
peregrinación hacia el santuario de Dios más vivo y sorprendente. Con los mismos
pasos con que nos acercamos a la debilidad, nos acercamos a Dios.
La Navidad es la gran fiesta, porque Dios nace en nuestra debilidad y porque
somos invitados a unirnos a Él para llevarla a la plenitud de la vida, confundiéndose
nuestro trabajo con el suyo, sin saber dónde empieza él y dónde empezamos nosotros.
Si Dios ha corrido la suerte de encarnarse, nacer pobremente y crecer como salvación
desde los excluidos de este mundo, ya no hay excluidos para Dios, nadie queda
fuera de Dios. Y el lugar principal para la fiesta es allá donde aparece: en las
afueras, donde no hay sitio, donde todo parece agotarse y está condenado a crecer en
la amenaza y a la intemperie de las construcciones humanas.
Navidad es el tiempo de acoger con ternura lo germinal, lo pequeño, lo que
nace después de gestarse oscuramente en el misterio de las personas y los grupos.
Es el momento de salir hacia los excluidos, hacia los que no pueden llegar
hasta nosotros. Desde esa debilidad podemos sentir que pasa por nosotros la
fuerza de Dios, su santo «brazo» (Lc 1,51), que transforma toda la realidad, y
podemos sentir la alegría de María, de José y de los pastores, la inaccesible alegría,
la que sólo puede ser recibida como regalo de donde nace el compromiso
esperanzado.
Fuente: "Que has hecho con tu hermano"

A LA LUZ DE LA PALABRA 4º. domigo de Adviento.

A LA LUZ DE LA PALABRA 4º. domigo de Adviento.
Dios incluido en la exclusión
Estamos ya casi tocando con los dedos la Navidad, el tiempo en el que celebramos particularmente
que «la Palabra ha puesto su tienda en medio de nosotros» (Jn 1, 14). Y en estos
días conmemoramos de un modo especial que nos encontramos con un Dios que vive
una experiencia que tal vez muchos de nosotros hemos también vivido: Está buscando casa
para su Hijo; pero, a pesar de lo que nos ha dicho de Él la segunda lectura (Él es «el único
sabio»), no parece saber hacerlo demasiado bien: «No hay sitio para Él en la posada».
No da, pues, la sensación este Dios de ser, como muchas veces nos han dicho a
través de los catecismos, «infinitamente sabio»; más bien parece un Dios que:
• Vive como un excluido. No hay casa para su Hijo.
• O un incluido en la exclusión.
• Quizá sea imposible imaginar a un Dios tan débil como este Dios nuestro.
Levantemos una ciudad nueva
Tenemos que aprender a mirar de otra manera nuestra ciudad y nuestro Adviento.
Mirar la vida desde los más pobres, desde la fragilidad y la debilidad de los pequeños,
de los que sufren. Iniciar el proceso de encontrarnos con el Señor en los lugares
inhóspitos, en los lugares de la enfermedad, la marginación, el dolor, allí donde
el Todopoderoso se nos manifiesta en los «débiles».
• Ofreciendo, como María, una casa.
— Nuestra propia vida.
— A tantos que nadie acoge.
— Y siguen muriendo de frío.
Ser posada
Ser posada para otros, lugar de acogida, de ternura y de misericordia.
• Siendo, como Él, «próx/jimos», «samaritanos» y «com-pasivos».
— Con tantos heridos y abandonados.
— A los que frecuentemente «excluimos».
— Pero a los que Él nos invita a «in-cluir».
«Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona, se identifica
especialmente con los más pequeños (cf. Mt 25, 40). Esto nos recuerda que todos los
cristianos estamos llamadas a cuidar a los más frágiles de la tierra… Es indispensable prestar atención para estar cerca de nuevas formas de pobreza y fragilidad donde
estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente» (EG, 209-210).
Quizás este modo de vivir que se nos propone en la celebración de la Eucaristía
sea un modo adecuado de vivir este Adviento-Navidad, a asumir estas actitudes nos
invita hoy y aquí la Palabra de Dios que acaba de ser proclamada.
Fuente:"Que has hecho con tu hermano".

CUENTOS DE NAVIDAD DIRIGIDOS A MAYORES Y NIÑOS...

 CUENTOS DE NAVIDAD DIRIGIDOS A MAYORES Y  NIÑOS...
 QUE LOS DISFRUTEN.Haz click en Scribd.



Colaboración de Jose A. Guerra Sánchez.

Carta al Niño Dios Reflexiones Adviento

   Carta al Niño Dios
   Reflexiones Adviento

   Quiero adelantarme a los pastores y a los Reyes        Magos. Quiero llegar aquí cada mañana el primero.
Querido Niño Jesús:
Te tengo aquí presente en este rato de adoración. Pienso en ti y te pienso. Sí, parece lo mismo pero en realidad no lo es. Muchas veces pienso en ti, me acuerdo de ti, pero no te pienso. Es como decir que falta algo de camino para que de mi mente llegues a mi corazón. Bueno, en realidad estoy enamorado de ti, pero mucho menos de lo que tú lo estás de mí. Y ese es el camino que quiero recorrer. En el fondo tú ya estás en mi corazón y yo, quizás, ni siquiera he llegado al mío porque me falta tanto amor.

Te agradezco

Hoy quiero agradecerte este esfuerzo de salir de tu cielo para venir a nuestra tierra, a mi tierra de cada día. Tanto tiempo peregrinos en busca de la Tierra Prometida y ahora en ti descubro esa promesa, ese amor, esa ternura: Dios con nosotros, Dios conmigo, Dios para mí, en una cueva, en Belén.

Te tengo en la Eucaristía. Te miro y me miras. No sé quién tiene más admiración, si yo de ti o tú de mí. Me amas y te amo. Naciste ya hecho Eucaristía, hecho pan para comerte, tanta fue tu ternura. Naciste en Belén, que quiere decir "Casa del Pan". Y con razón María te quería comer a besos. Eucaristía anticipada por aquella que te dio la vida.

¿Qué me dices, qué te digo?

Esto es lo que me dices hoy: hay que dar la vida, hacerse alimento para los demás. Cada día dejarse comer, ser Eucaristía para los hombres mis hermanos, tus hermanos. En tu cueva encuentro el ejemplo para lograrlo: la humildad del lugar, el silencio de la noche, la pobreza que elegiste, la mejor compañía: María y José. ¡Qué bien se está aquí contigo! Es una auténtica transfiguración: tu gloria se dibuja en tu pequeñez, tu amor en la sencillez y tu fuerza en tu debilidad. Tres virtudes que deben resonar en mi vida pero la verdad, ¡qué pronto se me olvidan!

Por eso quiero mirarte y aprender de ti como un espejo de amor. Que tu sonrisa me haga sonreír. Que tu sueño me dé paz, que tu silencio me haga aprender a escuchar.

Quiero adelantarme a los pastores y a los Reyes Magos. Quiero llegar aquí cada mañana el primero. Suena egoísta pero es que necesito verte, tocarte, olerte y besarte. Eres carne de mi carne, uno como yo, ¡eres real! Quiero que esta experiencia me acompañe durante el día. ¡He tocado, he visto, he abrazado el Verbo de Dios! ¡Ha dormido en mis brazos y ha llorado junto a mí y por mí!

Ser consuelo de tu corazón es mi mayor deseo. Verte dormir mi mayor paz. Ojalá pudiese vivir mi sacerdocio consolándote y diciéndote: "descansa, ahora me toca a mí". Pero en el fondo sé que tu corazón siempre está velando y soy yo el que es cuidado por ti. Al menos déjame intentarlo, déjame ser consuelo para tu corazón.

¿Qué te puedo regalar?

Con la emoción de verte entre nosotros, Jesús, no te he traído un regalo. ¡Qué despiste! Otros llegarán al rato con regalos preciosos del lejano oriente o con humildes ofrendas de pastor. Y yo, ¿qué te puedo regalar? Mi vida es tuya, ya lo sabes. Te la entregué hace más de 20 años. Soy pobre, aunque no tanto como tú. Algo debe quedarme, seguramente mi corazón te puede ofrecer un mayor amor, un esfuerzo más delicado en mi servicio, un desprendimiento más generoso cada día para encontrarme contigo, superando cansancio, tristeza, miedos y apegos. Sí, creo que este será mi regalo. Te dejaré aquí mi corazón para que te dé calor, te consuele, te entretenga y te alegre. Así cada día tendré que volver temprano en la mañana para alimentarme de tu amor, de tu mirada y de tu bondad. Con tu corazón en el mío caminaré más rápido, haré más bien al mundo, me amaré mejor y amaré a más personas.

Nos unimos en la Eucaristía

La Eucaristía que celebro cada día será nuestro encuentro, nuestro regalo, nuestro alimento y nuestro recuerdo. Nos uniremos y ya no tendremos dos corazones, sino que el mío se fundirá en el tuyo, mi voluntad en la tuya, mi mirada la de tus ojos, mi ternura la de tu amor.

Belén, casa del Pan, cueva silenciosa del milagro de Dios entre los hombres. Eucaristía anticipada hecha vida, ternura y gozo. En tu humilde morada dejo mi corazón en el pesebre.

Despedida

Me retiro antes de que lleguen los pastores. Me voy sin mi corazón pero sí con el tuyo. Qué gran regalo he recibido a cambio de lo poco que te dejo. Tu amor en mi pecho y el mío en tu pesebre. Descansa, duerme tranquilo. Mañana regreso de nuevo. Tu sacerdote por siempre, P. Guillermo Serra, L.C.

NB: no pienses que no me he dado cuenta, ¡tienes la madre más hermosa del mundo!
Por: P. Guillermo Serra, LC | Fuente: la-oracion.com

Visita al Santísimo Sacramento



Un nuevo apartado llamado ADORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO, en la parte izquierda,tienes al Señor expuesto las 24 horas del día en vivo.

Si estás enfermo y no puedes desplazarte a una 

parroquia en la que se exponga el Santísimo,

o simplemente quieres saludar al Señor en algunos 

momentos de la jornada,

aquí le tienes para rezarle con devoción y poder escribir 

tus intenciones.

                                     Oración.
"Gracias, Jesús mío, por la bondad con que me habéis recibido y permitido gozar de vuestra presencia y compañía amorosas.
Me vuelvo a mis ocupaciones. Mi corazón queda contigo. En mi trabajo y en mis descansos me acordaré de Ti, y procuraré vivir con la dignidad que merece vuestra amistad divina.
Dadme vuestra bendición y concededme todas las gracias, que necesito, para amaros y serviros con la mayor fidelidad.
Bendice, Señor, a nuestro Santísimo Padre el Papa, vuestro Vicario en la tierra; ilumínale, santifícale y líbrale de todos sus enemigos.
Bendice a vuestra Iglesia Santa y haced que su luz brille en todas las naciones; y que los paganos conozcan y adoren al único verdadero Dios y a su Hijo Jesucristo.
Bendice a vuestros sacerdotes, santifícalos y multiplícalos.
Bendice y protege a nuestra nación.
Bendice a todos nuestros bienhechores y concédeles la bienaventuranza eterna.
Bendice a los que nos han ofendido y cólmalos de beneficios.
Bendice a todos nuestros familiares y haced que vivan todos en vuestra gracia y amistad y que un día nos reunamos en la Gloria.
Da el descanso eterno a todas las almas de los fieles difuntos que están en el Purgatorio.
Da la salud a los enfermos. Convierte a todos los pecadores. Danos a todos vuestro divino amor, para que la fe que nos impide ahora ver vuestro santísimo rostro se convierta un día en luz esplendorosa en la Gloria, donde en unidad con el Padre y el Espíritu Santo te alabemos y bendigamos por los siglos de los siglos". Amén.

El pesebre es una escuela de vida

El pesebre es una escuela de vida
Para alegrarnos, necesitamos no sólo cosas, sino amor y verdad: necesitamos a un Dios cercano, que calienta nuestro corazón.

“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres … El Señor está cerca” (Fil 4, 4-5). La madre Iglesia, mientras nos acompaña hacia la santa Navidad, nos ayuda a redescubrir el sentido y el gusto de la alegría cristiana, tan distinta a la del mundo.

(...) Me alegra saber que en vuestras familias se conserva la costumbre de hacer el pesebre. Pero no basta con repetir un gesto tradicional, aunque sea importante. Hay que intentar vivir en la realidad del día a día lo que el pesebre representa, es decir el amor de Cristo, su humildad, su pobreza. Es lo que hizo san Francisco en Greccio: representó en vivo la escena de la Natividad, para poderla contemplar y adorar, pero sobre todo para saber poner en práctica mejor el mensaje del Hijo de Dios, que por amor a nosotros se despojó de todo y se hizo un niño pequeño.

(...) el pesebre es una escuela de vida, donde podemos aprender el secreto de la verdadera alegría. Ésta no consiste en tener muchas cosas, sino en sentirse amado por el Señor, en hacerse don para los demás y en quererse unos a otros.

Miremos el pesebre: la Virgen y san José no parecen una familia muy afortunada; han tenido su primer hijo en medio de grandes dificultades; sin embargo están llenos de profunda alegría, porque se aman, se ayudan, y sobre todo están seguros de en su historia está la obra Dios, Quien se ha hecho presente en el pequeño Jesús.

¿Y los pastores? ¿Qué motivo tienen para alegrarse? El Bebé no cambiará realmente su condición de pobreza y de marginación. Pero la fe les ayuda a reconocer en el “niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”, el “signo” del cumplimiento de las promesas de Dios para todos los hombres “en quienes él se complace” (Lc 2,12-14), ¡también para ellos!

En eso, queridos amigos, es en lo que consiste la verdadera alegría: es sentir que nuestra existencia personal y comunitaria es visitada y colmada por un gran misterio, el misterio del amor de Dios. Para alegrarnos, necesitamos no sólo cosas, sino amor y verdad: necesitamos a un Dios cercano, que calienta nuestro corazón, y responde a nuestros anhelos más profundos. Este Dios se ha manifestado en Jesús, nacido de la Virgen María.

Por eso el Niño, que ponemos en la cabaña o en la cueva, es el centro de todo, es el corazón del mundo. Oremos para que cada persona, como la Virgen María, pueda acoger como centro de su propia vida al Dios que se ha hecho Niño, fuente de la verdadera alegría.


Palabras que dirigió Benedicto XVI en tercer domingo de Adviento al rezar la oración mariana del Ángelus el 13 de diciembre 2009
Por: SS Benedicto XVI...catholic.net