10 temas de los que debes hablar antes de casarte (sino tu matrimonio podría ser nulo).

¿Comprendemos realmente el don y el misterio que significa el sacramento del Matrimonio?

El matrimonio es un sacramento y los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la Gracia. ¿Y cuál es la Gracia propia del sacramento? ¡El perfeccionamiento de los cónyuges! Eso no quiere decir que mi trabajo sea perfeccionar a mi cónyuge, sino que tengo la ayuda de la gracia para perfeccionarme yo mismo en relación con mi cónyuge. Todos quieren casarse con el señor o la señora perfecta, pero muy pocos están dispuestos a convertirse en el señor o la señora perfecta para beneficio de su cónyuge. ¡Y en eso es precisamente en lo que nos ayuda la Gracia!

¿Estamos realmente comprometidos?

Revisar nuestra voluntad de casarnos “para las duras y las maduras”. El noviazgo es el tiempo privilegiado de preparación próxima al matrimonio. Y tenemos que prepararnos para ser fieles, amar y respetar en la salud y en la enfermedad; en la prosperidad y en la adversidad, es decir, ¡Siempre! (o al menos hasta que la muerte nos separe). Esta voluntad de compromiso, este “para siempre” lo tenemos que proponer como tema de conversación en cuanto tomemos la decisión de casarnos. Después, cuando vengan las dificultades, (que vendrán) nos afirmaremos en esta primera decisión: “esta dificultad tenemos que resolverla, porque decidimos casarnos para siempre”.

¿Cómo está nuestra amistad?

Parece increíble, pero muy poca gente ve a su futuro esposo o esposa como “su mejor amigo”. De allí que muchos crean esa frase nefasta “del amor al odio hay un solo paso”. No debiera ser así. La amistad conyugal se basa en la amistad previa, y esta amistad tiene que ser enriquecida todos los días, cultivada mediante el diálogo, la atención, la amabilidad. Y una vez casados, ese cultivo de la amistad conyugal tiene que ser más intenso, especialmente los hombres tendemos a sentir que “ya está”, que “ya cumplimos”. Nos disfrazamos de pingüinos, hicimos el ridículo frente a familiares y amigos y ya con eso le demostramos a nuestra esposa que la amamos… ¡No querido machito! A tu esposa la tienes que conquistar de nuevo todos los días de tu vida!

¿Cuántos hijos querrías tener?

¡Un tema clave de conversación antes de meternos en la aventura más grande de nuestra vida! ¿Cuántos hijos querrías tener? ¿Cómo los educaremos? ¿Cómo los guiaremos a la santidad? ¿Y qué pasa si no podemos tenerlos?, ¿adoptamos?, ¿cuántos? Cada uno de estos temas es clave, y nos lleva también a la siguiente pregunta, porque, como todos saben, para hacer niños hay que “hacer algo” antes.


¿Comprendemos lo que implica la sexualidad dentro del matrimonio?

Este es un tema que puede ser difícil antes del matrimonio, ¡pero hay que hablarlo! En primer lugar, tendremos que estudiar, comprender y saber explicarnos las enseñanzas de la Iglesia en materia de transmisión de la vida. Si pudiéramos adentrarnos en el estudio de las catequesis sobre la sexualidad de Juan Pablo II (Llamadas “Teología del Cuerpo”) ¡Fantástico! Pero si no podemos, al menos leer lo que dice el Catecismo de la Iglesia al respecto. El don de la castidad no es una prohibición de la sexualidad, sino un modo de orientarla y dirigirla para que ayude en la santificación de los cónyuges. ¡No sólo es importantes saber esperar al matrimonio, sino cómo y para qué!

¿Cómo protegeremos a nuestro matrimonio de la infidelidad, la pornografía, etc.?

La castidad conyugal la tenemos que descubrir y cultivar antes del matrimonio. Y hablar de estos temas nos va a ayudar a prevenir y hasta a “blindar” a nuestro futuro matrimonio de estas verdaderas maldiciones modernas, tan frecuentes. Hay que saber que vivimos en una época hipersexualizada, que banaliza al matrimonio y lo ataca con una catarata de pornografía que es prácticamente imposible esquivar. La frecuencia en los Sacramentos y la conversación abierta y confiada en la pareja nos van a ayudar a sortear estos peligros con menos riesgos.

¿Qué hacer con la familia política?

La frase que se repite en la Biblia al menos tres veces (en el Génesis, luego la dice Cristo y la repite Pablo en Efesios) es: “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre”. La debida distancia, con el debido respeto de la familia política es la que va a ayudar a cimentar la paz conyugal. Tampoco quiere decir abandonar a los padres. "Ni tan calvo que se le vea el seso ni con tres pelucas". En el medio está la virtud. Pero antes de casarnos tenemos que tener en claro que la familia política termina tendiendo a ser más política que familia, y si se meten en la intimidad de la pareja, ¡Es para desastre!

Y, ¿el tema de las finanzas?

Este tema también es importante hablarlo antes. Se acabaron los fondos “míos” o “tuyos” Ahora sólo existen los “nuestros”. ¡Hay que llegar a un acuerdo antes de que se generen los conflictos! Y ese antes es incluso antes de casarnos. Si estamos por encarar un proyecto en común y en lugar de ahorrar para comprar una casa, o para alquilar aunque sea para una habitación yo me gasto el dinero en salir de juerga con mis amigos, lo más probable es que después de casado ese comportamiento continúe. Los fondos de la familia son de la familia, no de cada uno de los cónyuges. Especialmente en el caso de que sea uno sólo de los cónyuges el que trabaje.

¿Cómo será cuando discutamos?

¡Es importante discutir antes de casarnos! No estoy diciendo que haya que “buscar pelea” para ver cómo reacciona el otro. Pero es importante haber tenido al menos una “buena bronca” antes de casarnos. Si nos casamos sin haber discutido, al menos una vez, no vamos a saber si la otra persona es rencorosa, si sabe perdonar, si es violento, etc. Es importante saber que en el matrimonio los desacuerdos van a surgir casi indefectiblemente, y que para poder llegar a un acuerdo vamos a tener que saber ceder en nuestras posiciones y fundamentalmente escuchar y comprender al otro y su circunstancia.

¿Y nuestra vida de oración?

Último, pero ¡Lo más importante!: “Familia que reza unida permanece unida”. El diálogo que establecemos con Dios tiene que ser central en nuestro noviazgo. Y tenemos que acostumbrarnos desde temprano a hacerlo juntos. ¡Toda la fuerza de nuestra unión provendrá de la oración cotidiana compartida! Cuanto más cerca estemos de Dios, más cerca estaremos el uno del otro. Y en la medida que conservemos la oración, la asistencia juntos a Misa, la participación plena en la vida de la Iglesia, nuestra casa se convertirá en esa “Iglesia Doméstica” donde nuestros hijos podrán desarrollar una fe fuerte y segura. ¡Y también nuestra relación crecerá fuerte y segura!

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Fuente:D.Andrés D`Angelo-Catholic-link

¿Ser anciano, es ser viejo?


El testimonio de fe de los ancianos, tiene que ser para nosotros un llamado de atención, un modelo de vida de lo vivido.
¿Ser anciano, es ser viejo? Muchos se hacen esta pregunta.

La simple denominación de “viejos” con que llamamos normalmente a los ancianos puede ser visto en el mundo actual como algo que no tiene valor.

En una sociedad que vive el “usar y descartar” todo lo que usa, los ancianos son tratados muchas veces como algo descartable, como algo que estorba, que molesta que ya no se necesita.
De acuerdo con este enfoque de la sociedad actual hacia los ancianos nos deberíamos plantear: ¿que ocurriría en una sociedad donde sólo tuvieran cabida los jóvenes?
Y esta pregunta lleva a plantearse: ¿que papel deben desempeñar los ancianos en la familia y en la sociedad?

La sociedad actual con su ritmo frenético poco desea ocuparse de los ancianos. En nuestra sociedad de hoy predomina una mentalidad utilitaria y aquello que no sirve se descarta.

Los ancianos no siempre están faltos de juventud o vigor; muchos la tienen en su frescura interior, en su energía y la mayoría está en condiciones de dar mucho más de lo que se les reclama, en sabiduría y experiencia.
No hay libros que den el saber de lo vivido.
Los ancianos son la reserva de valores, de costumbres, de tradiciones, que si no fuera por ellos, muchas se perderían.

Lo cierto es que la vejez supone una disminución que no se puede negar ni ignorar, pero también tiene una dimensión positiva evidente.
Que lo digan sino las madres modernas que tienen que salir a trabajar fuera de su casa y que bien les viene que haya una abuela o un abuelo.

Cada uno de nosotros tiene una imagen ideal de si mismo que nos impulsa a desarrollar nuestras posibilidades. Este impulso no tiene porque dejar de existir a una edad avanzada de la vida.

El arte de ser anciano es no perder el gustar de vivir. Apreciar la vida es la mejor manera de prolongarla.
Llegar a anciano es algo que desea todo el mundo. Nadie quiere morirse joven.
Hay que aceptar el ciclo de la propia vida. Algunos lo pueden ver, otros se quedaron en el camino.

Hay algo suicida en este descarte de la ancianidad, que vemos con frecuencia en el mundo actual.
¿No será que piensan así porque no le dan valor a la vida?

La religiosidad de los ancianos nos debe mover a otra reflexión.
Es clara su presencia, a veces mayoritaria en las celebraciones litúrgicas.
La percepción de una necesaria preparación espiritual, que les brinda esta etapa de la vida es un hecho que no puede pasarnos inadvertida.
Es un testimonio en vivo y en directo.
Es un prepararse para el gran paso del hombre.

Pero también sabemos que hay muchos ancianos alejados de Dios.
Es un deber de todo creyente orar por ellos, es un deber buscar el como llegar a ellos a fin de hacerles saber que Dios también tiene presente a todos y nunca es demasiado tarde para acercarse a ÉL

La decadencia producida por la edad lleva consigo un desapego recíproco entre la sociedad y la persona que va envejeciendo.
La ayuda más importante que podemos darle a los ancianos es crear situaciones que permitan que continúen desarrollando su personalidad, que sigan sintiéndose parte de la vida.

El testimonio de fe de los ancianos, tiene que ser para nosotros un llamado de atención, un modelo de vida de lo vivido.
Por: Salvador Casadevall | Fuente: Catholic.net
 

COMUNICADO :"EL APARTADO DE LA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO EN DIRECTO SOLUCIONADO".



LES COMUNICAMOS A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE UTILIZAN EL APARTADO QUE TENEMOS DE LA EXPOSICIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO ONLINE QUE YA ESTÁ SOLUCIONADO LOS PROBLEMAS DE CONEXIÓN QUE EXISTÍAN,TANTO EN LA WEB COMO LA APP.
GRACIAS Y PERDONEN POR LA DEMORA EN SOLUCIONARLO.

La dirección de Medios de Comunicación Parroquia de 
Agüimes-2016


El Papa: 'Jesús no es indiferente al grito del ciego'


En la audiencia de este miércoles, el Santo Padre advierte sobre la indiferencia y la hostilidad que causan ceguera y sordera ante las necesidades de los hermanos

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 15 de junio de 2016).- Miles de personas procedentes de todas las partes del mundo han acudido una semana más a la plaza de San Pedro, para compartir como cada miércoles la audiencia general con el Santo Padre.
Así, el papa Francisco ha saludado a su llegada desde el papamóvil a la gente allí reunida para después dar la catequesis semanal. Todos mostraban su entusiasmo y alegría ante el paso del Pontífice, que de vez en cuando se detenía para impartir su bendición, especialmente a los más pequeños.
Durante la catequesis ha reflexionado sobre la misericordia y la luz. Haciendo referencia al Evangelio leído al inicio de la audiencia, en el resumen hecho en español, ha explicado que este pasaje nos muestra a Jesús que, acercándose a Jericó, “restituye la vista a un ciego que mendigaba en el orilla del camino”. La figura de este hombre  –ha indicado el Papa– representa tristemente a tantas personas que, aún hoy sufren discriminación y rechazo por parte de los demás. Asimismo, el Santo Padre ha observado que es llamativo como este marginado a las puertas de Jericó, ciudad bíblica que simboliza la entrada a la tierra prometida, “en lugar de encontrar compasión y ayuda del prójimo, como pide la ley que Dios dio a su pueblo, halla en cambio insensibilidad y rechazo”.
Por otro lado, el Pontífice ha observado que como entonces, también ahora la indiferencia y la hostilidad causan ceguera y sordera, “que impiden percibir las necesidades de los hermanos y reconocer en ellos la presencia del Señor”. En contraste con esta actitud, ha asegurado el Papa, Jesús que pasa, “no es indiferente al grito del ciego que, movido por la fe, quiere encontrarlo e invoca su ayuda”.
Finalmente, ha asegurado que el Señor, como humilde servidor, escucha la súplica del ciego y le devuelve la vista. El Pontífice ha concluido precisando que gracias a su fe, “el hombre ve, pero sobre todo, experimenta el amor de Dios que, en Jesús, se hace siervo del hombre pecador”.

A continuación el Santo Padre ha saludado cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Así, ha deseado que “Cristo, en el que brilla la fuerza de la misericordia de Dios, ilumine y sane también nuestros corazones, para que aprendamos a estar atentos a las necesidades de nuestros hermanos y celebremos las maravillas de su amor misericordioso”.
Después de los saludos en las distintas lenguas, el Pontífice ha dirigido un saludo particular a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. A los jóvenes ha deseado que “el Señor sea vuestro maestro interior” y les guie constantemente en los caminos del bien. A los enfermos ha invitado a ofrecer su sufrimiento a “Cristo crucificado para cooperar a la redención del mundo”. Y finalmente, a los recién casados, les ha pedidos que sean conscientes de la insustituible misión de amor a la que les compromete su matrimonio.
Publicamos a continuación el texto completo de la catequesis de este miércoles.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Un día Jesús, acercándose a la ciudad de Jericó, realizó el milagro de devolver la vista a un ciego que mendigaba por la calle (cfr Lc 18,35-43). Hoy queremos recoger el significado de este signo porque nos toca también directamente. El evangelista Lucas dice que el ciego estaba sentado en el borde del camino para mendigar (cfr v. 35). Un ciego en aquella época –pero también hasta hace poco tiempo– solo podía vivir de la limosna. La figura de este ciego representa a muchas personas que, también hoy, se encuentran marginadas por culpa de una desventaja física o de otro tipo. Y separado de la multitud, está allí sentado mientras la gente pasa ocupada en sus pensamientos; y el camino, que puede ser un lugar de encuentro, para él sin embargo es el lugar de la soledad. Tanta gente que pasa y él está solo.
Es triste la imagen de un marginado, sobre todo en el escenario de la ciudad de Jericó, el espléndido y glorioso oasis en el desierto. Sabemos que precisamente a Jericó llegó el pueblo de Israel al terminar el largo éxodo desde Egipto: esa ciudad representa la puerta de ingreso a la tierra prometida.
Recordamos las palabras que Moisés pronuncia en esa circunstancia, decía así: “Si hay algún pobre entre tus hermanos, en alguna de las ciudades del país que el Señor, tu Dios, te da, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano. Ábrele tu mano y préstale lo que necesite para remediar su indigencia. No abrigues en tu corazón estos perversos pensamientos: «Ya está cerca el séptimo año, el año de la remisión», mirando por eso con malos ojos a tu hermano pobre, para no darle nada. Porque él apelaría al Señor y tú te harías culpable de un pecado. Cuando le des algo, lo harás de buena gana. Así el Señor te bendecirá en todas tus obras y en todas las empresas que realices. Es verdad que nunca faltarán pobres en tu país. Por eso yo te ordeno: abre generosamente tu mano el pobre, al hermano indigente que vive en tu tierra”.
Es estridente el contraste entre esta recomendación de la Ley de Dios y la situación descrita por el Evangelio: mientras que el ciego grita, este tenía buena voz, invocando a Jesús, la gente lo regaña para hacer callar. Como si no tuviera derecho de hablar. No tienen compasión por él, es más, les molestan sus gritos.
Cuántas veces nosotros, cuando vemos tanta gente en el camino, gente necesitada, enferma, que no tiene para comer, nos molesta. Cuántas veces nosotros cuando nos encontramos delante de tantos refugiados nos molesta. Es una tentación, todos tenemos esto, también yo, todos. Y por eso la palabra de Dios nos enseña. La indiferencia y la hostilidad hacen ciegos y sordos, impiden ver a los hermanos y no permiten reconocer en ellos al Señor. Indiferencia y hostilidad. Y esta indiferencia y hostilidad se convierte en agresión y también insulto: ‘echad a todos estos, ponedlos en otra parte’. Esta agresión, es lo que hacía la gente cuando el ciego gritaba: ‘vete, no hables’.
Notamos una particularidad interesante. El Evangelista dice que alguno de la multitud explicó al ciego el motivo de toda esa gente diciendo: “¡Pasa Jesús, el Nazareno!” (v. 37). El paso de Jesús es indicado con el mismo verbo con el que el libro del Éxodo nos habla del paso del ángel exterminador que salva a los israelitas en tierra de Egipto (cfrEx 12,23). Es el “paso” de la pascua, el inicio de la liberación.
Cuando pasa Jesús siempre hay liberación, siempre hay salvación. Al ciego por tanto es como si le fuera anunciada su pascua. Sin dejarse atemorizar, el ciego grita varias veces a Jesús reconociéndole como el Hijo de David, el Mesías esperado que, según el profeta Isaías, habría abierto los ojos a los ciegos (cfr Is 35,5).
A diferencia de la multitud, este ciego ve con los ojos de la fe. Gracias a esta su súplica tiene una poderosa eficacia. De hecho, al oírlo, “Jesús se paró y ordenó que lo llevaran a él” (v. 40). Así Jesús quitó al ciego de la orilla del camino y lo puso en el centro de la atención de sus discípulos y de la multitud. Pensemos también nosotros, cuando hemos estado en situaciones difíciles también en situaciones de pecado, como ha sido Jesús el que nos ha tomado de la mano y nos ha quitado del borde del camino.  
Se realiza así un doble paso. Primero: la gente había anunciado una buena noticia al ciego, pero no querían tener nada que ver con él; ahora Jesús obliga a todos a tomar conciencia de que el buen anuncio implica poner en el centro del propio camino a aquel que estaba excluido.
Segundo: a su vez, el ciego no veía, pero su fe le abre el camino de la salvación, y él se encuentra en medio de los que habían salido a la calle para ver a Jesús. El paso del Señor es un encuentro de misericordia que une a todos entorno a Él para permitir reconocer a quien está necesitado de ayuda y consuelo.
También en nuestra vida Jesús pasa. Y cuando pasa Jesús y me doy cuenta, es una invitación a acercarme a él, a ser más bueno, a ser mejor cristiano y seguir a Jesús. Jesús se dirige al ciego y le pregunta: “Qué quieres que haga por ti?” (v. 41). Estas palabras de Jesús son impresionantes: el Hijo de Dios ahora está frente al ciego como un siervo humilde. Él, Jesús, Dios, ¿qué quieres que haga? ¿cómo quieres que te sirva? Dios se hace siervo del hombre pecador.
Y el ciego responde a Jesús no solo llamándolo “Hijo de David”, sino “Señor”, el título que la Iglesia desde el principio aplica a Jesús Resucitado. El ciego pide poder ver de nuevo y su deseo es escuchado: “Recupera la vista, tu fe te ha salvado” (v. 42). Él ha mostrado su fe invocando a Jesús y queriendo encontrarle absolutamente, y esto le ha llevado como regalo la salvación. Gracias a la fe ahora puede ver y, sobre todo, se siente amado por Jesús. Por esto el pasaje termina señalando que el ciego “ siguió a Jesús, glorificando a Dios” (v. 43).
Se hace discípulo, de mendigo a discípulo, también este es nuestro camino. Todos somos mendigos, todos, siempre necesitamos salvación. Y todos nosotros, todos los días tenemos que hacer este paso, de mendigo a discípulo. El ciego  poniéndose en camino detrás del Señor y entrando a formar parte de su comunidad. Aquel al que querían hacer callar, ahora da testimonio en voz alta de su encuentro con Jesús de Nazaret, y “al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios” (v. 43).
Sucede un segundo milagro: lo que ha sucedido al ciego hace que también la gente vea finalmente. La misma luz ilumina a todos reuniéndoles en la oración de alabanza. Así Jesús infunde su misericordia sobre todos aquellos que encuentra: les llama, les hace ir con Él, les reúne, les sana y les ilumina, creando un nuevo pueblo que celebra las maravillas de su amor misericordioso. Dejémonos también nosotros llamar por Jesús, sanar por Jesús, perdonar por Jesús y vamos detrás de Él alabando a Dios. Así sea”.
(Texto traducido desde el audio por ZENIT).
Por: Rocío Lancho García | Fuente: ZENIT (https://es.zenit.org) 

INVITACIÓN A CATEQUISTAS ENCUENTRO DIOCESANO DE CATEQUISTAS 2016


             "El catequista testigo de la misericordia"
Día: sábado, 11 de junio en el Polideportivo de Teror.

Programa del encuentro en Gran Canaria.
09.00 h. Acogida
09.30 h. Oración
10.15 h. Reflexión del Sr. Obispo
12.00 h. Talleres sobre las obras de misericordia
14.00 h. Comida
16.00 h. Celebración de la Eucaristía en la Basílica
17.00 h. Vuelta a casa

PEREGRINACIÓN DEL ARCIPRESTAZGO A TEROR CON MOTIVO DEL JUBILEO DEL AÑO DE LA MISERICORDIA.





DÍA:
próximo 13 de junio, lunes.
SALIDA: a las 4 de la tarde saldrá la guagua desde el aparcamiento de la piscina para los residentes en Agüimes.

NOTA: Las personas que deseen ir en la guagua anotarse antes del día 10 de junio en la sacristía o en el archivo los miércoles y viernes de 9,30 a 12,30 h.. El precio es de 5 €.

¡Anímate a ganar el Jubileo del Año de la Misericordia!

COMIENZA LA INSCRIPCIÓN PARA LA CATEQUESIS PRÓXIMO CURSO 2016 – 2017


Deben inscribirse los niños que pertenecen a esta parroquia de 7 años cumplidos antes del final de año y los que tienen más años y no están participando en catequesis y deseen hacerlo.

Los días de inscripción serán
del martes 7 al jueves 9 de junio, de 5 a 7 de la tarde en el Complejo Parroquial.

Para la inscripción deben traer el libro de familia y un certificado de bautismo de la Parroquia en la que fue bautizado. Si fueron bautizados en esta Parroquia no necesita traer el certificado de bautismo