D.ALBERTO BASELGA ,LICENCIADO EN FARMACIA ,NOS MANDA UN ARTÍCULO MUY INTERESANTE SOBRE LA FAMILIA.

LA SAGRADA FAMILIA, ESCUELA DE ALEGRIA



Hoy en día,  la familia y el matrimonio no pasan por su mejor momento, es bueno fijarse en la Sagrada Familia. Por cierto, que en la época de Jesús, se parecía mucho la sociedad a la nuestra, ya que el Imperio Romano, sus costumbres, no eran cristianas precisamente.
Por eso es bueno pensar que Dios quiso que su Hijo, Jesús, viniera al mundo en medio de un matrimonio judío. Podía haber aparecido de la nada, pero Dios quiso dejar constancia de la importancia del Sacramento del matrimonio: Jesús estuvo en las Bodas de Cana, y creció en medio de una familia normal.
Tenemos que tener la seguridad que Dios, cuando una pareja se une en matrimonio, les cubre con un manto de protección, dándoles todos los medios para que salgan adelante. Dios no promete ahorrarnos problemas, sino la gracia para superarlos.
Tampoco a la Sagrada Familia le ahorra nada: nacimiento en Belén, lejos de su casa y de sus cosas. Luego la huida a Egipto y la vuelta a Nazaret. Ya se ve, monta casa, desmonta casa, cambios de trabajo, de amistades….
Me puedo imaginar a María José y Jesús hablando en la cena de las cosas divertidas de la jornada, sobreponiéndose al cansancio lógico y riéndose. Pasando por encima de los sinsabores del día a día y fijándose en lo bueno.
De todas las cosas que se pueden aprender de la Sagrada Familia a mí me gusta la Alegría. Allí había alegría porque nadie pensaba en su descanso, en sus derechos, en su realización, en que no me hacen caso, en en…..Allí se pensaba en los demás. Dios, cuando nos olvidamos de nosotros, nos premia con la alegría.
Que no está reñida con las complicaciones, problemas, etc. Sino con el egoísmo.
Sería un buen propósito disfrutar de lo mucho bueno que tienen nuestras familias y lo malo dejarlo en manos de la Sagrada Familia, que ella nos ayudara a que todo sea vaya arreglando al paso de Dios.

Otra característica de la Sagrada Familia es la paz que reinaba entre ellos. Esta paz solo la da Dios. Una paz que, ante los problemas, no se deja llevar por el pesimismo. No se comporta con alegría histérica. Es la paz serena, pacifica, pero no una paz del que no espera nada de nadie. Es una paz que permite poner cada cosa en su sitio, dejar lo que se está haciendo si alguien te necesita, es entender a un amigo que te cuenta su problema y le escuchas con calma y, si te lo pide, le das un humilde consejo.


Pidamos a la Sagrada Familia la alegría y la paz que tanta falta hace en las familias.
Colaboración y realizado por D.Alberto 
Baselga López-Blanco.Licenciado en Farmacia.