SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE NAVIDAD.

Vivir es caminar
Acabamos de comenzar nuestra andadura por el nuevo año y todavía tenemos la
sensación de estar pisando un terreno virgen y desconocido; experimentamos, consiguientemente,
una sensación de desorientación y, a la vez, de novedad. Además, en
nuestra cultura al menos, «el año nuevo» está cargado de un fuerte simbolismo, que lo
pone en relación con la vida, con el caminar, con el estar permanentemente iniciando
un camino nuevo, del que no conocemos cuál es su recorrido ni, menos aún, dónde
termina este sendero. Por ello con frecuencia nos preguntamos: ¿qué nos va a suceder
en el trayecto? O dicho de otro modo: «¿qué nos traerá este nuevo año?»; quizá, en lo
más profundo, lo que todos deseamos conocer es el final de este recorrido.
Pero, bien lo sabemos todos, para ello es necesario conocer/hacer ese recorrido
mismo; por más que, en ocasiones, experimentemos un fuerte cansancio ya en sus
mismos comienzos. Más, a pesar de ese posible cansancio, queremos hacer ese recorrido;
aunque es posible que no sepamos cuál es el modo adecuado de realizarlo.
Sabiduría
Las lecturas de hoy nos ofrecen unas pistas para llevar a cabo este recorrido; nos
dicen que necesitamos sabiduría (I lectura), que, a pesar del cansancio:
• Nos ayude a buscar una y otra vez el sentido de ese recorrido, de la vida, de
sus acontecimientos y de sus sorpresas.
• Nos ayude a descubrir, en ese caminar, signos de esperanza donde los demás
sólo los ven de desesperanza y de muerte.
• Nos ayude a mantenernos en esa esperanza, a pesar de todos los problemas
que encontremos y de todos los errores que cometamos.
Gratuidad
Necesitamos experimentar y vivir la gratuidad (II lectura), pues:
• Somos hijos de de la bendición gratuita del Padre: «Él nos ha bendecido en
la persona de su Hijo».
• «Nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos por Jesucristo».
• Él nos ayuda a descubrir «la esperanza a la que nos llama».
Agradecimiento
Necesitamos vivir el agradecimiento (Evangelio):
• A ese Padre, que, gratuitamente, nos ha hecho hijos en su Hijo.
• Que, en su Hijo, «ha puesto su tienda en medio de nosotros».
• Y, en Él, se ha hecho «uno de los nuestros» (GS, 22).
Dios de lo pequeño y lo pobre
Dios se hace carne para conocer nuestra fragilidad, nuestra pequeñez, nuestro
dolor, y se establece aquí, pone su tienda para estar siempre cerca de nosotros, viviendo
junto a nosotros. Dios quiere estar con nosotros y quiere entrar en nuestras
vidas, pero no para que lo encerremos en nuestras categorías, en nuestros esquemas,
en nuestras maneras de pensar, quiere que lo acojamos allí donde Él hoy vive entre
nosotros: en los pobres, los enfermos, los pequeños, los que sufren.
Celebrar, pues, la Navidad es ser capaces de ir a la tienda, entrar en ella, encontrarnos
con Él y descubrir quién es realmente. Y es dejarse «afectar» por el mundo

de los pobres y de los excluidos de este mundo donde Dios habita.
Fuente:" Que has hecho con tu hermano".