¿NUESTRA VIDA EN LA PLAZA DEL PUEBLO ?,ARTÍCULO REALIZADO POR D. ALBERTO BASELGA LÓPEZ-BLANCO, FARMACÉUTICO.
D. Alberto Baselga López-Blanco. Farmacéutico. |
Hoy en día, no tenemos intimidad, si no nos lo proponemos.
Las nuevas tecnologías nos ayudan mucho y nos facilitan la vida en muchísimos aspectos. Pero hay que controlarlo como a cualquier intruso que se quiere meter en nuestra casa.
El tema es muy complicado, porque tiene que ser uno mismo el que ponga el límite. Decir “hasta aquí te dejo que te metas en mi vida, pero hasta aquí, ya que necesito intimidad”.
Cada uno tiene que decidir quién marca su vida. O mando yo o mandan los WhastApp. ¿Quién no ha contestado un mensaje en el baño o en la cena familiar?
Después de convivir con las nuevas tecnología creo que hay que poner unos límites para tener intimidad. Hay que luchar para tener esa intimidad en la familia.
Si estamos paseando con nuestra mujer y nuestros hijos, y suena el teléfono, no pasa nada por no cogerlo y esperar a hablar en otro momento. Quien no ha visto pasear a una pareja, uno hablando por el móvil y el otro sin saber qué hacer.
En definitiva es saber decir que NO a esa llamada, mensaje, o lo que sea. Eso requiere fortaleza. Una solución que es muy buena como experiencia, es apagar el móvil y hacer un plan de tarde. ¡Ni te acuerdas de él! Cuando lo enciendes, puede que tengas llamadas perdidas, mensajes, pero estos te habrían impedido estar con tu gente.
El móvil ha estado en el coche o en el bolsillo apagado ¡Y EL MUNDO SIGUE ¡
Sin histerismos, con cabeza, hay que reconocer que los móviles nos limitan, a veces, las relaciones sociales. Un ejemplo: Estas con tu marido o tu mujer hablando de los niños o pasando un rato divertido, y suena el móvil.
Hay que tener la suficiente fortaleza para dejar que suene, de manera que le estamos diciendo al que tenemos delante “tú eres más importante”.
Esto hay que hablarlo también con los hijos, explicándoles que su intimidad no la pueden compartir con cualquiera. Tienen que tener “pudor” de mostrar su vida a cualquiera. Esto cuesta bastante. Hoy en día cualquiera tiene una foto tuya. Antes, tener una foto de una persona, te daba una complicidad con ella, era como darle algo tuyo. Ahora en internet puedes tener montones de fotos de gente que no tiene ni idea de que las estás viendo.
La educación en el Derecho a la Intimidad es algo en lo que los padres debemos dar ejemplo y hablarlo con nuestros hijos.
Y volvemos a lo dicho anteriormente, esto requiere fortaleza, para saber hasta dónde dejo entrar en mi vida a la gente. Para el joven esto es difícil de entender, pero si lo conseguimos, les hemos enseñado algo muy importante para su vida. Es bueno explicarles que tienen que guardar su intimidad.
A mis hijos les digo que no pueden tener mil amigos en Facebook. Nadie es capaz de mantener semejante vida social. Les comento que no tienen que tener complejo cuando no dan entrada a alguien que apenas conoces o que ni siquiera conoces.
La tecnología nos permite mantener amistades que de otra manera se podrían perder, como un amigo del colegio o de la universidad, o del pueblo, que se va a la otra punta del mundo. Pero esas amistades virtuales son con las que hay que saber ser selectivos, porque donde de verdad se conoce a las personas es en el cara a cara, sin pantallas por medio.
Los padres de hoy en día debemos saber educar la fortaleza de nuestros hijos para que aprendan a decir “NO”. A ser dueños de sus vidas sin estar pendientes de lo que digan los demás. Y por otro lado que cuiden su intimidad y la valoren, porque solo depende de ellos quien entra en ella y quién no.
Ser sociable, les digo, no es entregar tu vida a la plaza pública.