Reflexión de nuestro párroco,Rvdo.D Miguel A.Lantigua Barrera; Adviento,Prepárate para celebrar la Navidad.
Ya hace días que los comercios lucen los
adornos navideños, que muchas personas piensan y proyectan como pasar la
navidad o qué regalar en reyes. Se organizan las cenas de empresa. Todos
preparan de una manera u otra la navidad.
Rvdo.D.Miguel A.Lantigua Barrera Párroco de Agüimes |
Los cristianos iniciamos hoy el tiempo de
adviento. Es también tiempo de preparación de la navidad. Pero es una
preparación a otro nivel. No preparamos solo cosas, fiestas, etc. nos
preparamos a nosotros mismos.
Pero, también, nosotros tenemos el peligro
de vaciar la navidad de contenido religioso. Hoy hay quienes proponen no hablar
de navidad, sino de “fiestas de invierno”, no decir “feliz navidad” sino solo “felices
fiestas”, etc. Lo fuerte es que nosotros, aún sin estar de acuerdo con estas
propuestas, también, perdamos el sentido profundo de estas fiestas. Nuestras
preocupaciones son las mismas, celebrar unas fiestas pero sin vivencia de fe.
Hay un acontecimiento clave que debe marcar todo lo que hacemos o programamos.
Celebramos la venida del Señor. Jesús vino hace XXI siglos, vendrá al final de
los tiempos pero Jesús sigue viniendo. No recordamos simplemente un
acontecimiento pasado sino nos preparamos a celebrar un hecho presente. Jesús
quiere venir, nacer en cada uno, en nuestra familia, en nuestra sociedad. Y
viene como en su primera venida: para salvarnos, para liberarnos, para hacer
posible que brote algo nuevo, que las cosas cambien. Quiere posibilitar en
nosotros con su venida una vida nueva, más feliz. Por eso nos felicitaremos:
porque creemos que Jesús, con su venida, puede hacernos realmente felices.
Por eso adviento es tiempo de espera, de
esperanza. Pero no es una esperanza pasiva, supone el esfuerzo de todos para
secundar esta acción liberadora y salvadora del Señor que viene.
¿Tenemos nosotros consciencia de lo que es y
de lo que supone este tiempo de adviento? ; ¿esperamos realmente con ilusión en
la navidad la venida del Salvador?; Tal vez hemos olvidado el sentido, lo
profundo de este acontecimiento como vivencia personal y comunitaria.
Viviremos cuatro domingos en los que la
Palabra de Dios, los cantos, la participación activa en la Eucaristía, nuestra
oración personal quiere avivar el nosotros la esperanza de que algo nuevo puede
brotar.
Por tanto nuestra esperanza no puede ser una
actitud abstracta. Esa esperanza tiene que tener un nombre concreto: el que le
pongamos cada uno. Para unos será un cambio de vida, un encuentro mayor con el
Señor, que mejore nuestra vida familiar, renovar el sentido de la vida., etc.
No es fácil vivir el adviento. Ya nos lo
advierte el evangelio de este primer domingo: “cuidado no se les embote la
mente con los agobios de la vida”. Dicho de otra manera: “tengan cuidado de
preocuparse por tantas cosas y no vivir la profundidad de esas fiestas” Para
ello nos invita a estar despiertos, a estar en actitud activa, a hacer lo
que esté de nuestra parte por lograr lo
que esperamos.
No es fácil entrar en este tiempo de
preparación. Pero si queremos que la navidad tenga sentido en nuestra vida, si
queremos ahondar un poco más en el sentido de este acontecimiento necesitamos
prepararnos.
El primer paso a dar en el inicio de este
camino de preparación es: ”sentir necesidad de Dios”, “necesidad de su venida
hoy”. Hoy, casi sin darnos cuenta, hemos ido desplazando a Dios de nuestra
vida. No lo negamos pero no lo
necesitamos y fácilmente prescindimos de Él. Conviene que cada uno de nosotros pensemos
¿siento necesidad de Dios? ¿Qué importancia le doy a Dios en mi vida? Y el
mundo que nos rodea ¿tiene necesidad de que Jesús nazca en medio de nosotros y
nos ofrezca su salvación? Si no
necesitamos a Dios difícilmente esperaremos y prepararemos su venida.
En segundo lugar es creer que Jesús hoy, en
este momento que cada uno estamos viviendo, a la realidad de nuestra sociedad,
Jesús nos puede aportar un mensaje de salvación, de liberación. El panorama del
ambiente que nos rodea no es del todo atrayente: violencia, egoísmo, familias
desestructuradas, consumismo, etc. Necesitamos quien nos ofrezca principios y
valores con los que apostar por un mundo diferente, un mundo más humano y más
feliz. Ciertamente si vivimos cada uno los valores que Jesús nos trae con su
nacimiento y que tenemos al alcance en su
evangelio, nosotros y nuestro mundo puede cambiar.
Y en este tiempo de preparación, en este
adviento, tenemos que “despertar del sueño” como nos dice S. Pablo. Del sueño
de la monotonía, de la rutina, del conformismo. De tantas cosas que nos
adormecen y nos impiden vivir como verdaderos creyentes. Nos hacemos muy conformistas
y perdemos la ilusión por luchar. Vivimos un cristianismo de costumbres y
tradiciones y no hemos experimentado la alegría de vivir el evangelio, de vivir
el estilo de vida de Jesús.
En muchos de nosotros no hay una ilusión,
una preocupación por vivir de manera distinta y sobre todo de esforzarnos por
conseguir un mundo mejor a nuestro lado: el mundo de nuestra familia, del
ambiente que nos roda, y sobre todo nuestro propio mundo interior.
Tenemos que reconocer que nuestra sociedad
de hoy nos adormece saciándonos nuestras necesidades más inmediatas de
diversión, de comodidad, de estar a la moda, pero no nos invita a vivir de una
forma más humana. Mientras estamos tranquilos nuestro mundo se deshumaniza:
crece la violencia, el egoísmo, la infidelidad y no nos sentimos responsables.
Necesitamos que Jesús venga hoy, que nazca en
el corazón de cada uno y de nuestra sociedad. Por eso nuestra súplica continua,
nuestro grito continuo en este tiempo de adviento debe ser: “Ven, Señor Jesús”.
¡Preparémonos a vivir una Navidad al
completo! ¿Qué voy a hacer para
conseguirlo?