El Cirineo también en nuestros Centros de Trabajo...

La pasada semana nuestro cliente Ricardo (nombre ficticio), lleva muchos años arrastrando enfermedades como la diabetes, circulación y alguna más…

Lo hicieron jubilarse muy joven por sus enfermedades, ya que, pasa mucho tiempo entre centro de salud, hospitales etc…
Esta semana me entero que le han amputado una pierna por su propia voz, ya que, llamo para pedir unas cosas a mi centro de trabajo.
Me quedé perplejo y triste de la noticia, pero cuál fue mi asombro que Ricardo me animó con sus palabras “Amigo esta situación no va a poder conmigo y tengo fuerza para afrontarla…”
Me vino a la cabeza, hace un año me había comentado que se sacó el carnet y se compró un coche para tener más independencia…y mira por donde, lo que le ocurrió.
Estamos en Cuaresma, vi con esta experiencia al Jesús sufriente atado a la columna y sangrante, pero con la mirada puesta en la cruz que lo lleva a la resurrección.
Ricardo cuando me habló con tanta esperanza, me recordó aquellas mujeres que Jesús les habló al paso con la cruz…”no lloren por Mí…”.
La actitud en esta cuaresma me ha cambiado radicalmente con el ejemplo que me ha dado Ricardo de vida, siempre existe un Cireneo que te ayuda a cargar con la cruz de la vida. El Cireneo de Ricardo es su mujer, sus hijos y amigos que lo quieren y apoyan.
Gracias Ricardo por tus sonrisas, alegrías y penas que compartes con nosotros en el día a día.
Que Jesús siga siendo tu fuerza y te ayude en tus momentos difíciles, sigue siendo ejemplo de Jesús Resucitado en esa familia que tienes tan bonita y unida.
Seamos Cirineos en esta Cuaresma, en mi centro de trabajo a veces con la escucha simplemente del que viene a comprar cualquier producto para alguna dolencia, por lo menos se van más aliviados en el corazón, sabiendo que alguien les escucha.
No es fácil ser Cirineos cuando la vida es tan rápida y cada uno tenemos nuestros propios problemas, pero debemos intentarlo para construir un sociedad más humanizada y no tan individualista.
Feliz Cuaresma a todos.

Carmelo Guerra Sánchez.