"Encontrarse con Dios en la enfermedad", Carmelo Guerra Sánchez.29/05/2025.
La vida nos da alegrías y penas, las cosas que nos van ocurriendo a lo largo del tiempo que vamos viviendo no son casualidades, yo no creo en las casualidades.
Hace tiempo me enteré que una amiga de la infancia está enferma, con una enfermedad terminal, su madre intento localizarme y al final lo logró.
La fui a visitar y me recibió como si tuviéramos contacto todos los días, hablamos de lo que estaba viviendo con su enfermedad y muy consciente de la gravedad.
Ella después del paso por el colegio se retiró de la Iglesia y vivió su vida como mejor ella creía.
Mi presencia en su casa junto a ella después de recordar muchas cosas de la infancia que vivimos juntos fue hablarle de Dios, pero del Dios misericordioso, el Dios que escucha y perdona.
Sus miedos eran como había estado parte de su vida sin tener el apoyo de Dios en cada decisión con respecto a su vida.
Mis palabras fueron de hablarle que Dios nunca se ha ido de su lado, Él siempre ha estado contigo y te ha dejado decidir desde la libertad que nos ha dado.
Dios no se cansa nunca de nosotros amiga y lo que estás viviendo ahora en este presente con tu enfermedad pues no es un castigo, hay que ver el lado positivo de las cosas y creo que ha sido el momento de encontrarte con Él en este mundo tan lleno de egoísmo y con una sociedad que cree que vivir sin Dios es lo mejor.
Ella se quedó agradecida por la visita y por intentar tener una conversación distinta y muy positiva, le dije que sería bueno encontrarte con el Dios de la misericordia en el sacramento de la confesión para sentir en tu corazón el perdón de Dios sin condiciones.
Experimentar el amor de Dios que no tiene límites, no juzga, no divide sino todo lo contario une.
Cuando me fui de la casa le prometí que la tendría presente en mis oraciones y que nos volveríamos a ver.
Que grande mi Señor por regalarme estos momentos únicos e importante en la vida de cualquier persona, me has utilizado a mí que no lo merezco, como instrumento para hablarle de ti, de tu amor misericordioso, que Tú nunca la has abandonado, que a lo largo de su vida has estado presente y vigilante.
Gracias Señor por hacerte presente en los demás, en este caso en mi amiga para verte en ese Dios sufriente pero que a la misma vez eres resurrección y vida.
Me quedó con la experiencia que Dios se ha hecho presente en mi amiga y que el día que Dios la llame a su presencia, se va a ir en paz y con la alegría que va a gozar del rostro de Dios.
Que Dios la bendiga siempre y que nos sirva para nosotros encontrarnos con el Dios como me ha ayudado a mí a seguirlo y dar la cara por Él en estos momentos de gran secularización del mundo en que vivimos, donde Dios no está de moda.
Pídanos por todos los enfermos y en especial por aquellos que todavía no se han encontrado con Dios.
Gracias amiga por acordarte de mí.
Hasta la próxima.
Carmelo Guerra Sánchez
29/05/2025