TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
El Adviento de la alegría
Se nos ha repetido con insistencia que el Adviento era un tiempo «penitencial» y,
«por lo tanto», un tiempo de dolor y tristeza: Por ello las vestiduras litúrgicas eran
(son) moradas, no se debían poner flores en el altar, ni utilizar música (la excepción
era hoy: el domingo «gaudete», domingo de la alegría).
Bien sabemos todos que es ésta una mala interpretación del Adviento, por mucho
que haya triunfado en la Iglesia durante demasiado tiempo. Los textos de hoy nos
explicitan una interpretación mucho más exacta:
• Primera lectura.: «El Señor (…) me ha enviado para dar la Buena Noticia».
• Salmo: «Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador».
• Segunda lectura: «Estad siempre alegres».
• Evangelio: «En medio de vosotros hay uno que no conocéis»: «el/la Buena
Noticia».
La Palabra de Dios nos invita a participar de la alegría, porque éste es el tiempo
de la Liberación y de la Justicia.

Hoy es posible la alegría
«La primera palabra de parte de Dios a los hombres, cuando el Salvador se acerca al mundo, es una invitación a la alegría. Es lo que escucha María: ¡Alégrate! Cristo nace de la alegría de Dios y muere y resucita para traer su alegría a este mundo contradictorio y absurdo.
Sin embargo, la alegría no es fácil. A nadie se le puede obligar a que esté alegre
ni se le puede imponer la alegría por la fuerza. La verdadera alegría debe nacer y crecer en lo más profundo de nosotros mismos.
De lo contrario; será risa exterior, carcajada vacía, euforia creada quizás en una
«sala de fiestas», pero la alegría se quedará fuera, a la puerta de nuestro corazón.
La alegría es un don hermoso, pero también muy vulnerable. Un don que hay
que saber cultivar con humildad y generosidad en el fondo del alma.
Pero hay algo más. ¿Cómo se puede ser feliz cuando hay tantos sufrimientos
sobre la tierra? ¿Cómo se puede reír, cuando aún no están secas todas las lágrimas,
sino que brotan diariamente otras nuevas? ¿Cómo gozar cuando dos terceras
partes de la humanidad se encuentran hundidas en el hambre, la miseria o la
guerra?
La alegría de María es el gozo de una mujer creyente que se alegra en Dios salvador,el que levanta a los humillados y dispersa a los soberbios, el que colma de bienes a los hambrientos y despide a los ricos vacíos.
La alegría verdadera sólo es posible en el corazón del hombre que anhela y busca justicia, libertad y fraternidad entre los hombres. María se alegra en Dios, porque viene a consumar la esperanza de los abandonados.
Sólo se puede ser alegre en comunión con los que sufren y en solidaridad con los que lloran. Sólo tiene derecho a la alegría quien lucha por hacerla posible entre los humillados. Sólo puede ser feliz quien se esfuerza por hacer felices a otros. Sólo puede celebrar la Navidad quien busca sinceramente el nacimiento de un hombre nuevo entre nosotros» 
(Fuente: Del libro Que has hecho con tu Hermano.)