"EL PESEBRE DE LA ESPERANZA". Carmelo Guerra Sánchez.25/12/25
"La Navidad es la alegría de saber que, a pesar de nuestras oscuridades, la Luz ha venido al mundo para quedarse."
La Navidad católica no es solo el recuerdo de un hecho histórico, sino la actualización de un misterio profundo: Dios se hace vulnerable por amor. Al contemplar el pesebre, vemos a un Niño que no nace en la opulencia, sino en la sencillez de un establo, recordándonos que la verdadera luz brilla más fuerte en la fragilidad.
En esta Navidad, nuestro corazón debe ensancharse para abrazar a quienes viven su propio "adviento" de espera y dolor:
A nuestros enfermos, que en su cama de dolor sientan la caricia de Dios. Que identifiquen sus heridas con las de Cristo y encuentren en la fe la fortaleza para sanar o la paz para sobrellevar la prueba. Que nunca se sientan solos, pues el Niño Jesús también conoció el frío y la necesidad.
A nuestros mayores, ellos son nuestra memoria y nuestra raíz. Que en estos días no haya una mesa donde falte el respeto y el cariño hacia ellos. Que su sabiduría sea escuchada y que nuestra compañía sea el mejor regalo que puedan recibir, combatiendo el silencio de la soledad con el calor del hogar.
La Navidad nos invita a ser pesebres vivos. De nada sirve que Cristo haya nacido en Belén hace dos mil años si no nace hoy en nuestras actitudes, en nuestra paciencia y en nuestra caridad hacia el prójimo.
Que esta celebración no sea solo de luces exteriores, sino de una renovación interior que nos impulse a ser más humanos, más compasivos y más unidos.
¡Feliz Navidad!. Que la bendición del Niño Jesús llene tu hogar de paz, salud y esperanza hoy y siempre.
Hasta pronto.
Carmelo Guerra Sánchez.
25/12/25




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